
No puedes predecir cuándo tendrá lugar una catástrofe, pero la verdad es que cada vez son más frecuentes e impredecibles. Se supone que hay zonas más propensas a sufrir huracanes, tornados, inundaciones, terremotos, etc. Sin embargo, durante estos últimos años, ya no hay lugar en el mundo que sea 100% seguro.
Las víctimas mortales como consecuencia de los desastres naturales también van aumentando. Tomar medidas para evitar heridas graves y muertes, es fundamental en estas circunstancias. Vamos a profundizar en cada una de las situaciones extremas que pueden producirse, explicándote las heridas más comunes en estas circunstancias y lo que se puede hacer al respecto.
Inundaciones y los peligros que representan
Las inundaciones pueden ser muy destructivas, tanto para las personas como para el medio ambiente. Es posible que sean el resultado de inundaciones repentinas, por desbordamiento de ríos, por una subida anómala de la marea, por sistemas tormentosos e inundaciones costeras, por el deshielo de nieve o hielo, por la rotura o desbordamiento de una presa…
Además del riesgo obvio de ahogamiento, las inundaciones pueden provocar peligros muy diversos. De hecho, cada año causan más muertes que las tormentas eléctricas. Lo más común suele ser que un vehículo se vea arrastrado por el agua.
Suele ser habitual que el agua estancada y las zonas anegadas se contaminen con aguas residuales, con basura, con químicos tóxicos o pesticidas. Las infecciones por estar en contacto con este tipo de gua incluyen infecciones provocadas por la picadura de mosquitos, el cólera o la hepatitis A, entre otras.
¿Cuáles son los riesgos habituales por los tornados?
La columna de aire que gira violentamente y que se extiende desde una tormenta hasta el suelo, se conoce como tornado. El viento es invisible, por lo que ver un tornado se hace muy difícil a menos que se forme un embudo de condensación (que lleve agua, polvo y escombros).
Se trata de uno de los fenómenos naturales más extremos que se pueden producir. Los riesgos son muy variados, pero las rachas de viento fuertes pueden desprender todo tipo de objetos, algunos de ellos punzantes. Lo más común son los golpes, cortes o traumas (fracturas) por la caída de ramas, árboles u otros objetos levantados por el viento. También es más posible que estas heridas se infecten.
¿Qué son los cortes y los arañazos?
Un arañazo suele ser una herida menor, fácilmente tratable. Con limpiarla bien y desinfectarla, podría ser más que suficiente.
Los cortes ya son otro tema. Una herida abierta expone el tejido interno al medio externo. Lo lógico es acudir a un médico si te haces algún corte profundo que sangre bastante o que se infecte. Si es leve, es posible que puedas solucionarlo sin tener que acudir a un especialista médico.
Si la herida está cerrada, habrá sangrado bajo la superficie de la piel. Por ejemplo, cuando aparece un moratón. Pero, si la herida está abierta, hay que tomar otras precauciones, según el tipo de herida.
Abrasiones (arañazos). Sucede cuando se roza la piel o se desliza contra alguna superficie áspera. Desinfecta la herida y elimina cualquier posible residuo para evitar infecciones.
Laceraciones. Se trata de una herida abierta profunda o un desgarro de la piel. Suelen producirse por incidentes o accidentes con maquinaria, cuchillos u otras herramientas o elementos afilados. Pueden causar bastante sangrado.
Punción. La herida punzante presenta un pequeño orificio en el tejido blanco, pero puede sangrar bastante. Las profundas incluso pueden dañar los músculos o los nervios y posiblemente necesiten puntos.
Kit médico de emergencia
Disponer de un kit de primeros auxilios en el hogar y en el coche puede resultar útil para poder proporcionar los primeros auxilios durante una emergencia hasta que llegue la asistencia médica.
Pero, ¿sabrías qué incluir en este kit? Desde AlertaTierra.com te lo ponemos fácil, explicándote con detalle todos los artículos básicos que deberías incluir en tu kit de primeros auxilios. Sigue este enlace para conocer los detalles.
¿Cómo actuar en caso de un corte o arañazo?
Siempre que vayas a tocar alguna herida, lávate las manos con agua y jabón neutro o al menos con agua.
Presiona la herida para detener el sangrado.
Limpia la herida con agua limpia o con agua y jabón neutro. No frotes. Hazlo suavemente y, si es posible, procura retirar cualquier objeto que haya en la herida, con sumo cuidado. No hace falta usar yodo o alcohol para limpiar cortes o arañazos leves, ya que podrían irritar la herida. Con usar agua fresca y limpia suele ser suficiente.
Administra alguna pomada antibiótica.
Cubre la zona con un esparadrapo o con un vendaje limpio.
Revisa la herida cada 24 horas. Cambia el vendaje o esparadrapo al menos una vez cada día o cuando se moje.
Los cortes leves deberían curarse en una semana aproximadamente. Si ves que es grande, tarda más en curar, sangra o se ha infectado, acude a un médico de inmediato.
¿Cuándo acudir a un médico?
Para heridas que no sean leves, acude a un médico en cuanto sea posible. Especialmente, si la herida es en la cara, es profunda, no puedes retirar la suciedad o los objetos incrustados en ella, crees que pueda ser necesario aplicar puntos, sientes la zona como si estuviera dormida o si aparecen síntomas de infección como pueden ser: dolor, inflamación o hinchazón, mal olor, fiebre, calor, enrojecimiento y pus.
Si la herida es profunda o si se ha hecho con un metal, si no te has puesto la inyección del tétanos en los últimos 5 años, deberías ponértela.
Otras alternativas
Si sufres algún corte o arañazo leve durante el transcurso de una catástrofe de grandes proporciones y resulta imposible recibir asistencia médica, estas recomendaciones anteriores pueden ser de gran utilidad, pero también existen otras opciones alternativas que podrías aplicar en estos casos, como son:
Ajo.
Miel.
Sin olvidar el aloe vera, cuyas propiedades podrían ir mucho más allá de lo que conocemos. Pero, de este tema ya hablaremos en otra ocasión.
¿Cómo actuar en caso de un traumatismo o fractura de hueso?
A ser posible, evita mover a la persona, ya que podrías empeorar su lesión.
Mientras llega la asistencia médica:
Lávate las manos con agua o con agua y jabón.
Aplica presión en la herida para evitar el sangrado (utiliza un vendaje o ropa limpia).
Inmoviliza la zona. No intentes realinear el hueso que se haya fracturado. Puedes aplicar una férula en el área por encima y por debajo del lugar lesionado. Rellenar la férula puede ayudar a aliviar el dolor y la incomodidad.
Para disminuir la inflamación y el dolor, aplica una bolsa de hielo sobre la lesión. Nunca de forma directa, sino sobre alguna prenda.
Si fuera necesario, puede tomar un analgésico y/o antiinflamatorio.
Verifica si hay algún síntoma de shock. Es decir, respiración agitada, con inspiraciones rápidas, sensación de mareo… En este caso, pon sus piernas un poco elevadas.
¿Cuándo acudir a un médico?
Un traumatismo o fractura de hueso es una lesión seria. Es necesario acudir al médico, siempre, tras recibir los primeros auxilios o nada más producirse.
Hipotermia por exposición prolongada al frío.
Una de las consecuencias más habituales que suelen producirse ante una exposición prolongada a temperaturas frías, la hipotermia. Te invitamos a ampliar información sobre este problema, que puede llegar a ser muy grave, en nuestro artículo: “Afrontar una hipotermia en caso de catástrofe”.
Próximamente te hablaremos sobre las heridas y lesiones más comunes que se producen por un terremoto, así como qué hacer al respecto.