Desde el 15 de julio de 2023, el volcán de St. Helena registra el mayor incremento sísmico desde que finalizó su última erupción en el año 2008. Por el contrario, no se han detectado cambios en otros parámetros que se están monitoreando y tampoco hay señales de que se vaya a producir una erupción volcánica de forma inminente.
Desde el 15 de julio de 2023, el volcán ha experimentado un aumento considerable en el número de seísmos. En tres meses, más de 400 movimientos sísmicos localizados por la Red Sísmica. Esta frecuencia llegó a un pico a últimos de agosto hasta principios de septiembre, con entre 40 y 50 seísmos a la semana. En las Semanas más recientes, este número se ha estabilizado en unos 30 a la semana.
El terremoto más significativo durante ester período ha sido de 2,4 grados, el 27 de agosto. La profundidad de estos movimientos sísmicos oscila entre los 2 y los 6 kilómetros (de 1,2 a 3,7 millas) bajo el nivel del mar. Sin embargo, a pesar de este aumento en la actividad sísmica, no hay ningún otro indicio que indique que tendrá lugar una erupción volcánica de forma inminente, al no registrarse cambios en la deformación del suelo, emisión de gases volcánicos y termales…
El Nivel de Alerta del Volcán sigue siendo Normal y el Código de Alerta para la Aviación el verde. Además, en anteriores ocasiones, este tipo de incrementos en la actividad sísmica no condujeron a erupciones volcánicas.
Este tipo de terremotos suelen relacionarse con la presurización del sistema de transporte de magma. Por la presencia de magma adicional, un proceso conocido como recarga. Pero, no tiene por qué ser indicativo de una próxima erupción.
Fotografía. Crédito: Erupción explosive en el volcán St. Helena, el 22 de julio de 1980, visto desde el norte. Columna eruptiva que alcanzó 16 kilómetros sobre el volcán. En su base, un flujo piroclástico que viaja ladera abajo por el norte hacia Spirit Lake. Crédito: Jim Vallance, 1980, USGS. De dominio público.