Como sucede con el azúcar, desde civilizaciones antiguas se ha estado utilizando la miel para curar heridas. Y, aunque hoy en día, existen otros métodos muy eficaces para tratar las heridas, lo cierto es que la miel sigue siendo un método natural excelente para la curación de ciertos tipos de heridas.
La miel cuenta con propiedades antibacterianas y un equilibrio del pH único que promueve el oxígeno y favorece la curación. Cuando se aplica sobre una herida, a nivel local, la enzima produce una liberación lenta de peróxido de hidrógeno, responsable de no dañar los tejidos adyacentes y finos, favoreciendo la cicatrización.
Pero, antes de que salgas corriendo a tu despensa para coger el tarro de miel que guardas, debes saber que los profesionales que curan heridas no usan cualquier tipo de miel para las heridas crónicas y otro tipo de heridas, sino una miel preparada específicamente para ello. Se trata de una miel sometida a irradiación gamma, filtración y a condiciones de laboratorio controladas, asegurándose que está libre de contaminantes.
Este tipo de miel, está indicada para heridas crónicas y agudas, incluidas las heridas quirúrgicas, de abrasión, de quemaduras de primer y segundo grado, úlceras por presión y úlceras en pies y piernas. Principalmente, se encuentra indicada para las heridas mal olientes y necróticas. Claro que, ¿quién tiene acceso a este tipo de miel tan especial? Pero, si has pensado que este remedio natural tan efectivo, ya no te sirve porque no dispones de este tipo de miel. Tenemos una buena noticia. Y es que la miel de Manuka, es la más utilizada hoy en día por la mayoría de los profesionales médicos para tratar las heridas. Procede de abejas que recolectan el polen de los árboles de té, o árbol Manuka, en Nueva Zelanda y Australia. Y es la que contiene el nivel de actividad antibacteriana más alta de todas las mieles.
Lo ideal es utilizar una miel que esté esterilizada, ya que por este motivo es menos probable que pueda provocar una reacción del sistema inmunológico de la persona.
Además de la miel de Manuka, existen otras formas de miel que pueden usarse, como, por ejemplo, MediHoney.
¿Por qué es efectiva la miel para curar heridas?
La miel ofrece una serie de beneficios cuando se utiliza para curar heridas: cuenta con un ácido pH entre 3,2 y 4,5. Cuando se aplica en las heridas, promueve la liberación de oxígeno, lo que es muy importante para cicatrizar una herida. Además, tiene un efecto osmótico, es decir, que drena el agua que hay en los tejidos dañados. Cuanta menos humedad en el tejido, mejor y más rápidamente cicatrizará. Y, como el azúcar natural presente en la miel también tiene el efecto de extraer el agua de las células bacterianas, favorece que no se expandan y que mueran. También disminuye la inflamación. Y, por si fuera poco, posee un efecto antibacteriano.
Se han llevado a cabo una variedad de estudios sobre la eficacia de la miel como tratamiento de una variedad de heridas, uno de los cuales implicó a 3.011 participantes. La conclusión fue que la miel, al parecer, ayuda a curar las quemaduras y las heridas post-quirúrgicas, mejor que cualquier otro tratamiento convencional. Eso sí, no se han efectuado estudios a gran escala, ni estudios de alta calidad para llegar a conclusiones con respecto a otro tipo de heridas.
¿Qué tipo de heridas se pueden tratar?
Entre otras, los profesionales que tratan las heridas han estado utilizando miel en estos tipos de heridas:
Quemaduras poco profundas
Heridas que no cicatrizan
Úlceras por presión y pie diabético
Heridas producidas por la corriente eléctrica
Heridas en personas sometidas a tratamientos oncológicos con citostáticos
¿Cómo se aplica la miel en las heridas?
Ten presente que la información que facilitamos está encaminada a situaciones de emergencia en las que no existe acceso a los servicios médicos. En situaciones normales, si tienes una herida o quemadura que no se cura, tanto si es grave como si no, es importante que acudas al médico antes de aplicar miel en la herida. Pregúntale si puedes usarla como tratamiento.
Si vas a aplicar miel en una herida, aquí tienes algunos consejos generales al respecto:
- Antes de manipular nada, empieza por lavarte las manos.
- Limpia la herida bien con suero fisiológico.
- Seca bien, no solo el lecho de la herida sino también los tejidos adyacentes. No frotes.
- Aplica la miel pura con una jeringa sobre la zona. Normalmente debes rellenar 2/3 de la herida con miel, sin llegar a cubrirla por completo.
- Por último, aplica un apósito para que absorba el exudado. También existen apósitos impregnados de miel. Coloca un vendaje limpio y seco sobre la miel. Por ejemplo, una gasa estéril o una venda adhesiva. Es mejor que uses un apósito oclusivo.
- Reemplaza el apósito cuando el drenaje de la herida sature el apósito. A medida que la miel empiece a curar la herida, los cambios de vendaje probablemente sean menos frecuentes.
- Lávate las manos después de vendar la herida.
Las heridas que están siendo tratadas con miel deben ser curadas cada 24 horas, ya que la miel provocará una gran exudación y una vez expulsado el exceso de exudado, perderá sus propiedades. Si la herida exuda en exceso, es recomendable realizar la cura cada 12 horas.
Precauciones
Diversos estudios han demostrado que se puede utilizar la miel para tratar las heridas de cualquier persona, sin importar la edad, excepto en menores de 12 meses debido a que pueden desarrollar botulismo.
La miel debe permanecer en el interior del borde de la herida para evitar maceración de la piel adyacente.
El uso de la miel en las heridas está contraindicado en personas con alergia conocida al veneno de abejas o que sean sensibles a la miel.
Las personas con diabetes mellitus deben monitorear con mayor atención su nivel de glucosa en sangre si se someten a este tratamiento.
La miel que se presenta en un tubo puede ser difícil de aplicar debido a su naturaleza fluida y no adherirse bien al lecho de la herida, ya que podría contener humedad.
Algunas personas han comentado sentir una sensación de quemazón al aplicarse la miel, debido al bajo pH del producto. Normalmente, esta sensación desaparece en unos 30 minutos. Si continúa, es mejor interrumpir el tratamiento.
Una miel que no tenga licencia de sanidad, y esté regulada, está contraindicada para el uso en las heridas debido a la posibilidad de que pueda estar contaminada con pesticidas y bacterias como la Clostridium botulinum.
La miel no es efectiva a la primera. Requiere paciencia y de aplicaciones varias para empezar a ver resultados. En ocasiones, es posible que se tarde una semana o más. Si no mejoras, consulta con tu enfermera/a o con tu médico.
Riesgos por el uso de miel para tratar heridas
Siempre es posible que la miel o su contenedor se contaminen, o que una persona manifieste una reacción alérgica. En ocasiones, suele ser por el polen naturalmente presente en la miel.
Las reacciones alérgicas suelen manifestar algunos de los síntomas siguientes: mareo, inflamación extrema, náuseas, sensación de quemazón tras aplicación tópica, dificultad respiratoria, vómitos…
Si la persona presenta estos síntomas, limpia la herida para retirar la miel y acude inmediatamente a urgencias. No apliques miel de nuevo hasta hablar con un profesional médico.
Según algunos investigadores, utilizar miel cruda para tratar heridas podría ser contraproducente. Su teoría es que este tipo de miel, sin filtrar ni esterilizar supone un riesgo mayor para desarrollar una infección.
Crédito imagen: Fancycrave1 en Pixabay