Todos sabemos que el planeta Marte es conocido como el planeta rojo, precisamente porque tiene gran cantidad de óxido en su superficie. Pero, los científicos no salen de su asombro tras descubrir que la Luna se está oxidando ante la presencia de un metal conocido como hematita.
Los polos de la Luna tenían una composición muy diferente a la del resto. Las superficies polares mostraron espectros que coincidían con el mineral (Fe2O3). El óxido, conocido también como óxido de hierro, le da a Marte su color rojizo, pero la Luna no lo tenía. La hematita que se descubrió, además, no está cerca del hielo de agua descubierto hasta ahora en la Luna, lo que agrega otra capa de complejidad a este hallazgo.
Y, aunque no es del todo poco habitual que haya rocas ricas en hierro, lo que sorprende es lo parecido que es este material al mineral conocido como hematita. La hematita, una forma de óxido de hierro, es una sustancia rojiza-marrón, conocida como óxido, y se forma cuando el hierro se expone al oxígeno y al agua… Pero, si en la Luna no hay agua ni oxígeno, ¿cómo ha llegado hasta la Luna? Según los científicos, no debería existir en la Luna, en base a las condiciones lunares que hay.
Se barajan distintas teorías, como que podría ser el resultado de agua helada descubierta en la luna, pero sigue siendo un descubrimiento sorprendente. El Jet Propulsion Laboratory proporciona su explicación particular a este extraño fenómeno.
Según detallan, la Luna carece de atmósfera, pero alberga trazas de oxígeno, siendo la fuente de dicha fuente, nuestro planeta, Tierra. El campo magnético de la Tierra se arrastra detrás del planeta como una manga de viento. Teniendo en cuenta que, el orbitador japonés Kaguya descubrió que el oxígeno de la atmósfera superior de la Tierra puede viajar en esta cola magnética, o estela magnética, miles de kilómetros hasta la Luna, estos datos encajan con el hecho de que encontraron más hematita en el lado cercano a la Luna, que mira hacia la Tierra, que en el lado lejano. Lo que para ellos sugiere que el oxígeno de la Tierra podría estar impulsando la formación de hematita en la Luna.
Al mismo tiempo, el Laboratorio precisa que todo este hidrógeno es entregado por el viento solar. Como reducir, el hidrógeno debería evitar que se produzca oxidación, pero que la cola magnética de la Tierra tiene un efecto mediador. Además de transportar oxígeno a la Luna desde nuestro planeta de origen, también bloquea el 99% del viento solar durante ciertos períodos de la órbita de la Luna, abriendo ventanas ocasionales durante el ciclo lunar cuando se puede formar el óxido.
Y, como tercera clave del Laboratorio, explican que. si bien la mayor parte de la Luna está completamente seca, se puede encontrar hielo en los cráteres lunares sombreados en el lado opuesto de la Luna. Pero, como la hematita se descubrió lejos de ese hielo, se centran en las moléculas de agua que se encuentran en la superficie de la Luna, proponiendo que las partículas de polvo que se mueven rápidamente y que se azotan regularmente podrían ser liberadas y transportadas por la superficie, mezclándose con el hierro en el suelo lunar. Añade el Laboratorio que, el calor de estos impactos podría aumentar la tasa de oxidación, es decir, produciendo la reacción química que induzca la oxidación.
A pesar de todas estas explicaciones del Laboratorio, que no hay que olvidar siguen siendo teorías, admiten que se necesitan más datos para determinar exactamente cómo interactúa el agua con la roca. Datos que podrían ayudarles a explicar cómo también se está formando hematita en el lado opuesto de la Luna, donde el oxígeno de la Tierra no debería poder alcanzarlo.
Sin embargo, ¿cómo es que durante los miles y millones de años que existen la Tierra y la Luna, la Luna no ha presentado la oxidación que dicen mantiene ahora?
Para producirse el óxido de hierro hace falta oxígeno y hierro. La Luna nunca tuvo un alto contenido en hierro y por supuesto, tampoco de oxígeno. Solo hay una explicación viable para este misterio: la estela cargada de Nibiru. Claro que, cualquier justificación sirve con tal de poder seguir negando su existencia.
Según los seguidores de la teoría de Nibiru (Planeta X), la estela de este planeta está compuesta por todo tipo de escombros espaciales atraídos por su estela de los días en los que se formó y de los que va atrayendo durante su desplazamiento. La estela contiene polvo, gases, rocas, lunas, etc.
Una vez que Nibiru entra en nuestro Sistema Solar, el viento solar – compuesto por una radiación de energía que no podemos ver salvo por ser luz – empuja la estela lejos del Sol, zarandeándola en dirección a la Tierra. ¿Con qué efecto? Pues que algunos de los elementos que componen esta estela, como los meteoritos, caen hacia nuestro planeta. Los gases y el polvo se enroscan hacia la Tierra, viéndose primero como un fino polvo de hierro rojo, que puede convertir el agua en un rojo sangre amarga. Este polvo, ya oxigenado, arde.
A medida que Nibiru se acerca para dar su vuelta alrededor de nuestro Sol, el siguiente aviso es una fina grava que cae en ciertos lugares, depositándose en cuevas, acantilados, valles…
Imagen exagerada de los polos de la Luna cargados con hematita. Fuente imagen: Shuai Li, HIGP. U de Hawái, NASA LRO WAC/ASU