Hacer fuego en un hoyo tiene muchas utilidades. No solo puedes calentar o cocinar, sino que evitarás que pueda extenderse con mayor facilidad y provocar un fuego, especialmente si pones piedras alrededor, acotando así las llamas a su interior. Pero, en una situación de emergencia, además, este tipo de fuegos emiten mucho menos humo, ideal para evitar atraer animales u otras personas.
Para hacer este tipo de fuego, tienes que excavar dos agujeros en el suelo. Uno para lo que vayas a utilizar para hacer el fuego (leña, carbón, ramas, hojas…). El otro es para proporcionar aire.
Para el primer agujero, excava un agujero de unos 40 a 50 centímetros de profundidad por unos 30 a 40 de diámetro.
Tienes que elegir muy bien dónde hacer el segundo agujero, así que ahora controla la dirección en la que sopla el viento y, desde allí, por el otro lado de donde viene el viento, cava el otro agujero, como en forma de túnel, que esté comunicado con la base del primer agujero.
Este segundo agujero le proporcionará oxígeno al fuego.
Si puedes, coloca piedras alrededor del fuego para impedir todavía más que las llamas puedan descontrolarse y provocar un incendio a tu alrededor.
De noche, este tipo de fuegos no se detectan con tanta facilidad en la distancia y pasan desapercibidos. Además, al ser más limitada la cantidad de oxígeno que recibe el fuego, consume menos combustible (leña, o lo que hayas utilizado).
Una vez has terminado, solo tienes que enterrarlo todo bien. Así no quedará ni rastro del fuego, ni de tu paso. Y ahorras agua.