Las islas del Caribe se verán devastadas por completo durante el próximo reverso de los polos, azotadas desde varios lados. Cuando las Américas se muevan hacia el Pacífico, acortando la distancia alrededor de la Cuenca del Pacífico y ampliando el Atlántico, los gigantescos continentes de Sudamérica y Norteamérica no simplemente se desviarán hacia el oeste. Las placas en movimiento se desplazarán en dirección a la zona de menor resistencia, que en este caso se encuentra hacia el centro del agujero del Pacífico.
América Central perderá en este crujido, al igual que las placas más pequeñas que apoyan las islas del Caribe. Cualquier isla que sobreviva a este aplastamiento, donde las placas más pequeñas se subdividirán bajo gigantes más grandes, tendrán que lidiar con las olas de marea que pasarán sobre ellas y los volcanes que entrarán en erupción.
Huir al mar en barcos difícilmente será una solución, ya que la agitación del agua creará vórtices que volcarán y succionarán barcos, tanto los pequeños como los grandes, e incluso arrastrará submarinos bien construidos en aguas profundas.
Las islas del Caribe, situadas a lo largo de la curva del Este de la placa del Caribe, sufrirán un aumento en la actividad volcánica de muchos volcanes que se encuentran en esta cadena de islas. La placa del Caribe subirá, ligeramente, en su zona norte, al mismo tiempo que se hundirá en su parte sur, viéndose empujada hacia abajo por la placa de Sudamérica.
Por supuesto, habrá movimiento de magma, cuando la presión de la zona sur de la placa del Caribe se desplace dentro del magma y le obligue a buscar una salida. El magma se desplazará hacia la zona de menor resistencia, es decir, hacia el norte, y por lo tanto, bajo los volcanes que hay ahora mismo en el Caribe o en Centroamérica.
Los que viven en esta región sufrirán un tsunami, así como grandes terremotos, aunque esta actividad no será nada en comparación con la que tendrá lugar durante el reverso de los polos.
Centroamérica se está viendo empujado sobre la placa de Cocos. Cuando suceda de forma violenta, tendrá lugar movimiento sísmico. Las pequeñas islas justo el este de Centroamérica participarán en este crujido. La placa del Caribe se verá empujada detrás, fracturando las capas de rocas en todas las direcciones, de arriba abajo. Se trata de un fenómeno difícil de predecir. El destino de estas islas no se puede predecir. Podría superar este violento movimiento o perecer y desaparecer por completo.
Aruba, Bonaire y Curacao lograrán superarlo. Las islas al norte de Sudamérica se verán más afectadas, como Barbados hasta Tobago, que se hundirán completamente, excepto las zonas más elevadas, que perderán altitud, y Trinidad que se verá dividida además de hundirse.
Las erupciones volcánicas serán constantes, hasta que la presión de las placas disminuya, varios días después del reverso de los polos, cuando el magma encuentre otro camino para su desplazamiento.
Aunque ya se han producido muchas señales precursoras de que Sudamérica está en movimiento, por ejemplo con los seísmos de los Andes, en Chile, las explosiones de refinerías en Bonaire y Trinidad-Tobago, estas señales solo son unos toques en comparación con lo que vendrá.
Se producirá un tsunami en el Caribe y un desgarro de la desembocadura del río Paraná en Buenos Aires. El efecto principal del movimiento de Sudamérica estará en las islas pequeñas en el Caribe que subirán justo al norte de la frontera de la placa enteramente. Este movimiento de la placa provocará terremotos. Toda la región, desde la punta de Sudamérica hasta las islas en el borde norte de la placa del Caribe, sufrirán fuertes sacudidas y de forma repetida, durante el reverso de los polos. A lo largo de los Andes, habrá seísmos en torno a magnitud 8.0 y 9,0, aunque menor en otras zonas. En la medida en que los Andes se eleven, sobre la placa de Nazca al oeste, no se producirá ningún tsunami significativo a lo largo de la costa oeste de América. Todas las ciudades importantes en las áreas de construcción de montañas experimentarán grandes temblores como: Santiago, La Paz, Lima, Quinto y Bogotá.
Los que residan a lo largo de la frontera de Sudamérica con la placa del Caribe experimentarán un gran movimiento cuando la placa de Sudamérica se deslice sobre la placa del Caribe, empujándola hacia abajo con su peso. Esta acción de deslizamiento es peor en puntos donde ambas placas no efectúan una fricción suave, por lo que se registrarán terremotos intensos repentinos, que dará la sensación de durar una hora.
Caracas y Venezuela sufrirán terremotos casi continuos, cercanos a la magnitud 8.0. La costa Este de los Estados Unidos será un sinfín de terremotos de gran intensidad.
Cuando la vía marítima de Buenos Aires se abra, será un ajuste silencioso, como la mayoría de los ajustes de zonas de estiramiento. Los residentes se recuperarán de cualquier terremoto para ver la costa lejana de la vía marítima a una mayor distancia, y la boca del Río Paraná ensanchada.
Sobrevivir en el Caribe, durante este cambio violento, será la excepción, y requerirá suerte, no planificación.
Se recomienda a quienes vivan en el Caribe, que se marchen a otro lugar si quieren sobrevivir a lo que está por venir.
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