Sucedió en una concurrida carretera de Siberia. Los vehículos estaban detenidos formando una fila, cuando, repentinamente, se empezó a abrir un socavón. Uno de los conductores
pudo evitar caer en el agujero por los pelos. En ese momento, la carretera se hunde formando un socavón redondo. Sin embargo, nadie se sale del coche pensando en salir corriendo del lugar.
Mientras tanto, ajenos a lo sucedido, algunos conductores se muestran desesperados tocando el claxon para impulsar que los demás sigan su trayecto. Otros, desesperados, quisieran adelantarlos o colisionar con ellos, presa del enfado por haber quedado atrapados en lo que piensan es una simple retención de tráfico. La mayoría desconocía lo sucedido y se preguntaban por qué no avanzaban los coches y se mantenían quietos.