Un nuevo estudio ha determinado que las cenizas volcánicas antiguas del Supervolcán de Yellowstone sugieren que el gigantesco volcán dormido podría desarrollar las condiciones necesarias para entrar en erupción en tan solo unas décadas.
En el caso de que el supervolcán, ubicado bajo Yellowstone, vuelva a entrar en erupción, es posible que tengamos bastante menos tiempo de preaviso de lo pensado.
Después de analizar los minerales fosilizados en las cenizas volcánicas de la mega erupción más reciente de Yellowstone, los Investigadores de la universidad Estatal de Arizona, creen que el supervolcán se despertó la última vez después de recibir dos aportaciones de lava fresca en su cámara de magma bajo la caldera. Las investigaciones de los minerales, revelaron que los cambios críticos en la temperatura y composición se acumularon en cuestión de unas décadas. Por lo tanto, se confirma que lo que habían pensado los geólogos hasta ahora de que el volcán tardaría siglos en estar preparado para una nueva erupción no es correcto.
Un estudio, realizado en 2013, mostró que la reserva de magma que alimenta al supervolcán es aproximadamente de dos a tres veces más grande de lo que se había calculado anteriormente. Los científicos pensaban que al entrar en erupción, tardaría mucho más en rellenarse, pero los datos de la acumulación actual lo descartan ya que todo parece indicar que el magma se puede volver a acumular fácilmente, por lo tanto haciendo que el supervolcán sea fácilmente peligrosamente explosivo.
Para los científicos que realizaron el estudio, resulta sorprendente el escaso tiempo que necesita el sistema volcánico para cambiar de un estado de quietud a una actividad eruptiva.
El estudio fue presentado en agosto en una reunión sobre vulcanología en Oregón, aunque habían presentado una versión anterior del mismo en la reunión de la Unión de Geofísica de América en 2016.
Aproximadamente hace unos 630.000 años, Yellowstone entró en erupción con gran potencia, lanzando unas 240 millas cúbicas de rocas y cenizas, formando la caldera de Yellowstone. La caldera de Yellowstone conforma la mayor parte del parque Nacional que lleva su nombre y ocupa una depresión de 64 kilómetros de ancho (40 millas).
En base a los depósitos de fósiles encontrados, los científicos piensan que el supervolcán tuvo al menos otras dos erupciones de esta escala durante los últimos dos millones de años, más o menos.
En 2011, se descubrió que el terreno sobre la cámara de magma subía hacia la superficie a un ritmo extraordinario, según explicaba un experto en vulcanología de Yellowstone de la universidad de Utah. Sin embargo, esta elevación del terreno no ha desatado temor acerca de una próxima erupción, sino que afirman es lo habitual en la “respiración normal” del supervolcán.
En 2012, otro equipo de científicos informaba que al menos una de sus anteriores super-erupciones podría haber tenido lugar en dos eventos, por lo tanto admitiendo que las erupciones a gran escala podrían ser más comunes de lo que se pensaba.
Se han realizado numerosos estudios acerca del supervolcán de Yellowstone, y sigue siendo monitoreado muy de cerca, pero lo cierto es que, a pesar de todos los estudios y teorías que hay al respecto, nadie sabe a ciencia cierta cuándo será la próxima super-erupción del temido Supervolcán de Yellowstone.
Fotografía: Cistern Spring en Norris Geyser Basin. Crédito: Matt Poyner; octubre de 2015; Catálogo 20587d; Original #IMG_0085. Parque Nacional de Yellowstone.