Se dice que un tornado se forma cuando el aire húmedo entra en contacto con el aire seco, sin embargo, muchas tormentas eléctricas mantienen estas mismas características, un frente cálido que se encuentra con un frente frío y, por lo general, no se producen tornados.

Este embudo se formó en Clayton, cerca de Tornado Alley en Estados Unidos (Imagen capturada por el equipo de Caza Tormentas de la Universidad del Estado de Ball, por cortesía del NOAA y de Science Daily).
Todos los elementos que convergen en la formación de un tornado, todavía no se conocen y existe disparidad de criterios al respecto. Lo que sí parece estar probado es que un tornado comienza a formarse a partir de una tormenta eléctrica severa llamada supercélula. En realidad, los tornados más destructivos se han formado a partir de dicha célula. Este tipo de nubes también puede generar granizo, rayos, vientos fuertes e inundaciones; sin llegar a causar un tornado. El viento, cuando entra en la tormenta, comienza a girar y forma un embudo. El aire gira cada vez más rápido y crea una zona de baja presión que aspira más aire, así como toda clase de objetos.
Se necesitan varias condiciones para que se forme un tornado. Una elevada cantidad de humedad, un frente frío, vientos convergentes… El aire debe elevarse y saturarse. Continuará elevándose y, si la atmósfera es inestable, producirá una nube de tormenta. Una atmósfera inestable es aquella en la que la temperatura baja de forma rápida con la altura. La inestabilidad atmosférica también sucede cuando el aire seco se encuentra sobre una capa de aire húmedo cerca de la superficie terrestre. Finalmente, un tornado se forma – por lo general – en zonas donde los vientos no sólo son fuertes, sino que también giran en altura.

El embudo de un tornado succiona hacia su vórtice los objetos que se encuentra en la superficie con una fuerza devastadora, estos objetos son los que lo hacen más visible. (Por cortesía de Protección Civil-Andalucía)
La aparición de tornados se ve favorecida cuando una supercélula se encuentra viva durante largo tiempo en un régimen intenso y casi estacionario. En el seno de la supercélula aparece un mesociclón, es decir, una región que comienza a girar ciclónicamente hacia la base de la nube. En el borde del mesociclón se forman embudos que alcanzan el suelo y arrastran todo lo que encuentran en su recorrido, absorbiéndolo hacia el interior y desplazándolo o arrojándolo a larga distancia.
Los tornados son fenómenos locales que pueden durar entre 10 minutos y varias horas. Pueden ir solos o acompañados por otros tornados, de mayor o menor intensidad. Coinciden en los meses más cálidos, desde mayo a octubre, aunque los últimos eventos acontecidos no descartan que también se puedan formar en otras épocas nada propicias a su formación.
En los tornados de Estados Unidos coinciden tres tipos de viento para su formación: un viento a ras del suelo, que proviene del sudeste; otro viento a unos 800 m. de altura, que proviene del sur, y un tercer viento sobre los 1.600 metros que proviene del suroeste. Al enfrentarse estas fuerzas comienza la rotación del aire. El aire frío en las zonas más altas origina nubes con cargas electrostáticas que producen gran cantidad de truenos y relámpagos. Este frío en el agua puede producir granizo y puede ser el precursor de un tornado.
Otra característica conocida es que la rotación del viento ocurre en sentido contrario a las agujas del reloj en el hemisferio norte y a favor de ellos en el hemisferio sur.
En Europa, hasta fechas recientes, no se le había dado importancia a esta clase de fenómenos naturales, hasta que una serie de tornados, localizados en diferentes países del continente europeo (España y el Reino Unido), han manifestado alarma social debido a sus graves consecuencias. A partir de estos hechos, que ya dejan de ser aislados, los servicios de meteorología y otros organismos competentes en el tema, se han visto obligados a permanecer alerta, iniciar un registro exhaustivo de estos fenómenos y tratar de avisar a la población, en todos los casos posibles.
Según los científicos especializados en el tema, la zona más propensa a este tipo de fenómenos se encuentra entre los 20º y los 50º de latitud en las franjas situadas tanto al norte como al sur del Ecuador, siendo poco probable por encima de los 50º. El país donde se generan más tornados en un año, sin lugar a dudas, es Estados Unidos. España se encuentra dentro del área de los 25º y 45º de latitud norte, es decir, resulta propensa a este fenómeno. Las Islas Canarias, por el contrario, se encuentran en otra latitud casi fuera de la probabilidad de formación de tornados. De una forma o de otra, hasta el momento, el tornado más fuerte que se ha experimentado en España ha sido un F3 y los científicos añaden que no creen que puedan superar esta escala.
Sin embargo, los cambios en los patrones climáticos pueden causar
variaciones inexplicables. Nunca estará de más informarse y estar
pendiente del tiempo cuando se acerque una tormenta un poco más fuerte
de lo habitual.
Bibliografía:
Departamento de Seguridad Nacional (página en inglés) http://www.fema.gov
NOAA (página en inglés) http://www.noaa.gov/
Organización para la Investigación de Tornados y Tormentas (página en inglés) http://www.torro.org.uk/
Centro de Predicción de Tormentas (página en inglés) http://www.spc.noaa.gov/
Página educativa de Windows sobre la Tierra (página en inglés) http://www.windows.ucar.edu
Meteorología (página en inglés) http://www.weather.com
Laboratorio de Climatología del Instituto Universitario de Geología de la Universidad de Alicante http://www.labclima.ua.es
Protección Civil de Andalucía http://www.proteccioncivil-andalucia.org