Se habla de sequía cuando en una zona permanece sin llover más tiempo del habitual, o no llueve lo suficiente, resultando este tiempo lo suficientemente prolongado como para comenzarse a sentir sus efectos y causar serios problemas hidrológicos en la zona afectada.
La sequía
puede convertirse en un serio peligro de la naturaleza. Un fenómeno progresivo
cuyos impactos varían de región a región. Incluso puede ser difícil de definir,
ya que lo que puede considerarse como sequía en un país, puede no serlo en
otro.
Su impacto, consecuencia de un periodo prolongado de tiempo con una precipitación
deficiente, puede resultar en una escasez de agua para alguna actividad, grupo
o sector ambiental, siendo el resultado de la interacción entre el evento
natural y la población que demanda el suministro de agua, así como de las
actividades humanas que pueden agravar su efecto.
La sequía no se puede considerar solo como un fenómeno físico, y se define
generalmente tanto conceptual como operacionalmente.
Su duración puede variar ampliamente. Se conocen casos en los que se ha
desarrollado de forma relativamente rápida con una duración corta de tiempo,
exacerbado por el calor extremo y/o el viento, y se han producido otros en los
que se ha introducido de forma lenta, a lo largo de varios años, e incluso de
décadas.
Cuando se trata de una sequía que evoluciona a lo largo del tiempo, se trata de
un fenómeno engañoso, porque va destruyendo gradualmente la región afectada.
En los casos agudos, puede durar muchos años y causar efectos devastadores en
la agricultura y en las reservas de agua.
Estudiar la época paleoclimática suele ser útil para identificar cuándo se han
registrado periodos de sequía de larga duración.
Clasificación de la sequía
En la actualidad, la sequía se clasifica en cuatro tipos diferentes:
Meteorológica: se trata de una condición anormal y recurrente del clima. Tomando como patrón una cantidad específica de lluvia, supone una situación en la que la caída de lluvia es menor. Comparar cifras entre zonas distintas facilita el trabajo, ya que lo que se considera sequía en un área determinada, podría ser algo habitual en otra por ser una zona árida.
Es la sequía que da lugar a los restantes tipos de sequía y normalmente suele afectar a zonas de gran extensión. El origen de la escasez de precipitaciones suele estar relacionada con el comportamiento global del sistema oceáno-atmósfera, donde influyen tanto factores naturales como factores antrópicos.
Agrícola: se refiere a la situación en la que el agua que se filtra en el suelo ya no es suficiente para cubrir las necesidades agrícolas de una zona, ocasionando una disminución importante de la producción agrícola en relación a los valores habituales.
Debido a que la cantidad que se necesita en cada cultivo varía, no es posible establecer umbrales de sequía agrícola válidos ni tan siquiera para un área geográfica.
En zonas de cultivo de secano va ligada a la sequía meteorológica con un pequeño desfase temporal dependiente de la capacidad de retención de humedad del suelo edáfico. En zonas irrigadas, la sequía agrícola está más vinculada a la sequía hidrológica.
Hidrológica: tiene lugar cuando las reservas de agua en la superficie y en el subsuelo se encuentran por debajo de su valor normal. En este caso, la precipitación es menor que la media estacional en escala regional y las reservas de agua superficial y/o subterránea disminuye.
A diferencia de la sequía agrícola, que tiene lugar poco tiempo después de la meteorológica, la sequía hidrológica puede demorarse durante meses o algún año desde el inicio de la escasez pluviométrica o si las lluvias retornan en poco tiempo, no llegar a manifestarse.
Socioeconómica: se refiere a la situación en la que el suministro de agua es escaso y, por ello, comienza a afectar a las personas, estaciones de energía eléctrica, etc.
Para hablar de este tipo de sequía, no es necesario que se produzca una restricción del suministro de agua, sino que basta con que algún sector económico se vea afectado por la escasez hídrica con consecuencias económicas desfavorables.
Índices de Clasificación
Los meteorólogos
comprueban las condiciones hidrológicas y meteorológicas, así como las
predicciones fluviales. Verifican los datos de reserva de agua, el estado del
suelo y clasifican la sequía a través de distintos índices.
Dos de los índices más utilizados son el Índice de Severidad de la Sequía de
Palmer (PDSI) y el Índice Estándar de Precipitación (SPI). Las condiciones de
un periodo de sequía aportan la información actual sobre las regiones del país
afectadas por la sequía.
Desastres resultantes de la sequía
La falta de
lluvia da lugar a un suministro insuficiente de agua para las plantas, los
animales y los seres humanos. Por su parte, la sequía puede resultar en otros
desastres: inseguridad alimentaria, hambrunas, malnutrición, epidemias y
desplazamiento de poblaciones.
La falta de lluvia durante un extenso periodo de tiempo puede traer
consecuencias graves, tanto para la agricultura, como para la economía en
general, así como para la población de una región o país. El agua que se
utiliza proviene del agua de lluvia y, aunque la mayoría de las poblaciones
cuenta con pantanos o presas para abastecerse, también estos pueden sufrir
descensos en su nivel debido a la falta de lluvia.
La agricultura, la industria, el suministro eléctrico, la ganadería, la salud y
bienestar de las personas y de los animales; son solo algunas de las posibles
consecuencias de una sequía. Además, una prolongación de este tipo de
climatología puede producir subidas o descensos de las temperaturas, vientos
huracanados, incremento de alergias entre la población, etc. Además, tras un
periodo de sequía, suele ser habitual que tengan lugar lluvias torrenciales.
Desertificación. La desertificación es el proceso por el cual las tierras
productivas o habitables se hacen cada vez más áridas y pierden la capacidad
para mantener vegetación, convirtiéndose finalmente en desierto.
Pérdida de cultivos. Escasez de alimentos. Malnutrición y hambre. La escasez de
alimentos es el resultado de una reducción anormal del rendimiento de los
cultivos, de manera que la cosecha no es suficiente para cubrir las necesidades
nutricionales o económicas de la comunidad. Como consecuencia de ello, muchas
personas, especialmente las mujeres embarazadas, madres lactantes, bebés y
niños, carecen del equilibrio de nutrientes adecuado para la salud y bienestar.
Una hambruna es una escasez de alimentos de carácter catastrófico que afecta a
una gran cantidad de personas, ocasionada por factores climáticos,
medioambientales o socioeconómicos, y puede cobrarse víctimas mortales,
potenciar la aparición de enfermedades y dar lugar a desplazamientos masivos de
población.
Epidemias. Una alimentación insuficiente, por su parte, disminuye la
resistencia de las personas a enfermedades e incrementa el riesgo de que se
produzcan brotes de enfermedades que, en otras circunstancias, se podrían
prevenir. La escasez de agua obliga a las personas a utilizar agua contaminada,
favoreciendo la propagación de enfermedades transmitidas por el agua en mal
estado.
Desplazamiento masivo de poblaciones. Los problemas de seguridad alimentaria
pueden inducir a las personas a emigrar de forma masiva a otros lugares, aunque
también puede contribuir a que se formen asentamientos grandes de poblaciones
desplazadas, en los que aumenta la probabilidad de que se produzcan brotes de
enfermedades.
Emergencias complejas/conflictos. La migración masiva de población desde
regiones afectadas por sequía puede ocasionar tensiones en las comunidades de
acogida, al dar lugar a una competencia por los recursos naturales escasos,
como la tierra o el agua.
Restricciones de agua
En las zonas
donde existen condiciones de sequía, las autoridades pueden recomendar que se
lleven a cabo medidas de restricción del uso del agua. Estas recomendaciones
pueden incluir la prohibición de regar los jardines, de fregar los vehículos en
las calles cada día, por las noches o los fines de semana. Estas restricciones
pueden limitar el uso del agua potable en ciertas horas, o forzar el uso de
agua no potable para el riego.
En estas circunstancias, resulta importante ahorrar agua, aunque ahorrar agua,
exista sequía o no, es algo recomendable para cada día del año.
Las causas
Las causas de una sequía son amplias. Desde una erosión del suelo, hasta nuestra forma de vida, puede repercutir en nuestro entorno y el impacto de la industrialización, en nuestro medio ambiente. Sin embargo, desde nuestras casas y ciudades podemos contribuir para que el daño sea menor y para paliar esta situación.
Diferencias entre sequía, aridez y/o escasez
La sequía,
entendida como anomalía temporal de precipitación o caudal natural, puede
producir, o no, una situación de insuficiencia en los suministros de agua, en
función del nivel de demanda de agua existente en el área y de las
características, en general, de los sistemas de explotación del recurso.
La escasez representa una situación permanente de déficit en relación con las
demandas de agua en un sistema de recursos de ámbito regional, caracterizado,
bien por un clima árido o bien por un rápido crecimiento de las demandas
consuntivas.
Como la sequía es una anomalía natural transitoria, suficientemente prolongada,
debe diferenciarse de la aridez, que es una situación estructural natural de
una región, y por lo tanto, permanente. Aún en estas circunstancias, no debería
haber déficit si los sistemas de explotación estuvieran adecuadamente diseñados
y explotados y las demandas se mantuvieran en límites razonables, acordes con
las características climáticas de la región.
La anticipación en la aplicación de las medidas de mitigación es un elemento
clave en la reducción de los efectos socioeconómicos de la sequía.
¿Qué puede hacer para no malgastar el agua?
Nunca tire de la cisterna o abra el grifo si no es absolutamente necesario.
Asegúrese de que no haya fugas o pérdidas de agua en su domicilio.
Repare las averías en tuberías de agua.
Use un inodoro que tenga dos opciones para tirar de la cisterna (menos y más cantidad de agua). De esta manera ahorrará mucha agua.
Dúchese en lugar de tomar un baño.
Cierre el grifo mientras se está enjabonando, afeitando, cepillándose los dientes…
No use el inodoro como una papelera.
Utilice su lavavajillas y lavadora cuando estén cargadas por completo.
Lave verduras en un recipiente con agua y no bajo el grifo.
Riegue al anochecer para que las plantas puedan aprovechar esa agua y no se evapore parte de ella.
Bibliografía:
Red Cross. http://www.redcross.org/prepare/disaster/drought
Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Gobierno de España.: http://www.magrama.gob.es/es/agua/temas/observatorio-nacional-de-la-sequia/que-es-la-sequia/