Los números se pronuncian pronto, pero, ¿te puedes imaginar entre 15.000 y 20.000 árboles completamente arrasadas de un momento a otro? Muy destructivo, sin lugar a dudas. Parece un imposible, pero fueron las consecuencias del paso de un poderoso tornado por la ciudad de Sainte-Rose-de-Watford, en la región de Chaudiere-Appalaches, en Quebec, el 4 de septiembre de 2019.
Más de 4.500 de estos árboles habían sido plantados por el productor de árboles de arce y co-propietario Richard Fleury. Sus bisabuelos fueron los primeros en llevar a cabo esta práctica, comenzando así una tradición familiar que hoy en día ha llegado a la quinta generación de productores de árboles de arce.
Para Fleury, el destrozo causado por el tornado es desolador y acapara un resultado de 60 a 100 años de plantación que podría tardar entre dos a tres generaciones en recuperarse como estaba. Miles de horas de trabajo, hechas pedazos. Con daños materiales cuantiosos.
Según ha explicado el Departamento de Medio Ambiente de Canadá, la tormenta vino sin aviso previo, como otra más de las tormentas eléctricas que se desplazan por la región sur de Qeubec, solo que generó un tornado de categoría EF-1, con vientos de entre 117 y 180 kilómetros por hora (73 a 112 millas por hora).
Las imágenes del satélite muestran claramente que el tornado tuvo que haber recorrido 3,5 kilómetros (2 millas) abarcando de 200 a 300 metros (656 a 984 pies) de ancho.
Fotografía. En color Amarillo se destaca el paso del tornado. En azul, los arces que habían plantado. En rojo, el loto de Danel Veilleux. Crédito: Richard Fleury