
Un 40% de la población de México reside en una zona sísmicamente.
Según un informe publicado el 13 de octubre de 2019, por National Geographic, las observaciones científicas de los datos históricos aztecas sugieren que hasta un 40% de la población de México reside en la actualidad a lo largo de una zona que es mucho más activa sísmicamente de lo que se pensaba, según los Anales de Tlatelolco.
Un 40% de la población de México reside en una zona sísmicamente. El manuscrito explica que la Tierra se abrió en la parte central de México el 19 de febrero de 1575. Escrito aproximadamente en los tiempos en los que el Imperio Azteca perdió ante los conquistadores españoles, el codex explica que la convulsión duró cinco días, provocando deslizamientos de tierras y abriendo grietas en la tierra de hasta 5 kilómetros (3 millas).
El terremoto dañó iglesias y conventos, provocó deslizamientos de tierras, abrió grietas y convirtió el suelo en un fluido. También estropeó la capa freática, haciendo que algunos pozos se drenaran y que otros nuevos fluyeran. El equipo investigador ha determinado que puedo ser un terremoto de 7,2 grados en la escala de Richter.
Al parecer, según la investigación de los Anales de Tlatelolco, es posible que el terremoto se produjera cerca de Zacateotlán, un sitio que no existe hoy en día y cuyas ruinas no se han encontrado nunca. Se sospecha que se encontraba al sudeste del volcán La Malinche, al este de la moderna ciudad de Puebla.
La historia forma parte de una serie de informes de terremotos indocumentados científicamente que tuvieron lugar a lo largo de los últimos 450 años en México, según los sismólogos del informe.
Los sonidos se produjeron a lo largo de un tramo de 998 kilómetros (620 millas) de volcanes conocido como el Cinturón Volcánico Transmexicano. Una región de picos nevados y de explosiones muy violentas que se extiende desde el Golfo de México hasta el Océano Pacífico. Solo se han registrado varios terremotos potentes a lo largo de este cinturón desde que se empezó a utilizar aparatología instrumental para los seísmos a principios del siglo XX. Esto hizo pensar que la zona no era peligrosa sísmicamente. Sin embargo, la investigación del co-autor Gerardo Suarez, de la Universidad Autónoma de México, ha explicado que el récord de terremotos de una región es como una película de larga duración. El periodo de grabación moderna solo es un momento en la pantalla. Cientos de años de sismicidad es como ver dos o tres segundos de la película. Al profundizar en los archivos históricos, los científicos pueden ver más fotogramas de la película. Este es el motivo por el que Suarez y su equipo utilizaron el Codex Azcteca como base, así como los informes de los misioneros españoles. La investigación sugirió que México está sísmicamente dispuesta a lo largo de todo el cinturón volcánico. Lo que significa que la durmiente zona sísmica resulta ser una amenaza real.
Los aztecas llamaban a los terremotos la “serpiente dormida”. Esta serpiente aun presenta una amenaza inminente para la población mexicana que desconoce por completo el alto riesgo sobre el que vive. Y es que, en la actualidad, el 40% de la población de México (es decir, unos 52 millones de personas, residen a lo largo del cinturón y no son conscientes del riesgo geológico que hay bajo su suelo.
Las furiosas montañas del Cinturón Volcánico Transmexicano, desde Popocatépetl hasta Paricutin, existen gracias al proceso de subducción. Un proceso por el cual las pequeñas placas tectónicas Rivera y Cocos se sumergen bajo la placa norteamericana.
La confrontación y la fuga de agua que hay en las placas produjeron una zona de fusión intensa en las profundidades del planeta, que luego creó cadenas de depósitos de magma dentro de la corteza que formaron los volcanes.
El Codex Mexicanus, o códice mexicano, es un manuscrito que contiene información astrológica y de calendario, además de que algunas partes están relacionadas con la práctica de la medicina.
El terremoto más potente en los últimos 40 años fue un seísmo de 5,1 grados, en febrero de 1979. Antes de eso, el terremoto de Jalapa de 1920 y el evento Acambay de 1912 sacudieron la región con magnitudes de 6,4 y 6,9, respectivamente. Pero, el silencio sísmico actual, ¿podría ser indicativo de algo más grande?
Imagen de los volcanes más activos de México. Crédito: de dominio público. Lyn Topinka, USGS
Vía wikimedia