Científicos descubren una secuencia de rupturas “tipo dominó.
Un estudio nuevo de la Secuencia de Terremotos de Ridgecrest, la secuencia más larga de terremotos registrada en el Sur de California, que comenzó el 4 de julio de 2019, proporcionó evidencias nuevas de que los terremotos masivos pueden tener lugar de modo más complejo de lo que se pensaba.
Científicos descubren una secuencia de rupturas “tipo dominó. Según la observación realizada por geofísicos de Caltech y del Laboratorio de Propulsión Jet de la NASA, en California, descubrieron una serie de rupturas en una “red de fallas interconectadas, con fallas que desencadenan otras fallas”, el 17 de octubre de 2019.
Según el estudio del Laboratorio de Propulsión Jet, la secuencia, en forma de dominó, de rupturas también incrementó la tensión en una falla cercana mayor.
La Secuencia de Terremotos de Ridgecrest comenzó con un terremoto de magnitud 6.4
La Secuencia de Terremotos de Ridgecrest comenzó con un terremoto de magnitud 6.4, seguido de uno de magnitud 7.1 al día siguiente, con más de 100.000 réplicas. La secuencia azotó la mayor parte del sur de California, teniendo lugar el terremoto más potente a unos 190 kilómetros (120 millas) al norte de Los Ángeles, cerca de Ridgecrest.
Desde Caltech, el autor principal del estudio, explicó que terminó siendo una de las secuencias de terremotos mejor documentadas de la historia.
Este científico desarrolló un programa de análisis automático de ordenador de los datos de los sismómetros que registraron un número masivo de réplicas con datos muy certeros de localización. El equipo del JPL examinó los datos de los satélites internacionales ALOS-2, de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) y Sentinel-1ª/B de la Agencia Espacial Europea (ESA) para realizar un mapa de las rupturas de las fallas en la superficie del planeta.
Según explicaba el co-autor del estudio, se sorprendió al ver lo complejo que era el sistema de fallas y el número de fallas que habían sufrido una ruptura.
Los datos del satélite y del sismómetro presentaron una secuencia de terremotos que era mucho más compleja que la de los modelos de grandes eventos sísmicos anteriores.
Los terremotos mayores por lo general se creen son generados por la ruptura de una sola falla de gran longitud. Tras el terremoto de California en 1992, en el que se registró la ruptura de varias fallas, los sismólogos empezaron a plantearse que debían pensar en otro modelo. La secuencia de Ridgecrest implicó unas 20 fallas más pequeñas, previamente sin descubrir, entrecruzado en una zona de falla geométricamente compleja y geológicamente joven.
Según el estudio, la secuencia de tipo dominó de rupturas también aumenta la tensión en una falla mayor cercana.
Al parecer, el terremoto de 6,4 grados rompió simultáneamente las fallas en ángulos rectos entre sí, lo cual es sorprendente porque los modelos estándar de fricción de rocas ven esto como poco probable.
La complejidad del evento es clara por los múltiples tipos de instrumentos científicos utilizados para examinarlo. Los satélites registraron las rupturas en superficie y correlacionaron la deformación del suelo alcanzando más de 100 kilómetros (60 millas) en cada camino desde la ruptura, mientras que una densa red de sismómetros observaron las ondas sísmicas a partir del terremoto.
En combinación, la información fue utilizada por los científicos para crear un modelo sobre cómo se deslizan las fallas bajo la superficie, la relación que hay entre el deslizamiento de fallas mayores, y el número de pequeños terremotos que se producen antes, durante y después de los dos choques más grandes.
Las rupturas de Ridgecrest terminaron cerca de la Falla Garlock
Las rupturas de Ridgecrest terminaron cerca de la Falla Garlock, una falla en el este-oeste de gran envergadura que abarca más de 300 kilómetros (185 millas) desde la Falla de San Andrés hasta el Valle de la Muerte. La falla había estado en silencio (inactiva) durante los últimos 500 años, pero la tensión en la Falla Garlock por el terremoto de julio provocó que empezara a moverse de forma gradual. Los científicos han informado que se ha deslizado 2 centímetros (0,8 pulgadas) en la superficie desde ese mes.
Este descubrimiento obligará a las personas a pensar más cómo podemos cuantificar el riesgo sísmico y si deberíamos cambiar nuestra forma de ver y de manejar las fallas. No podemos asumir que las fallas más grandes son las que dominan el riesgo sísmico, si las fallas más pequeñas pueden estar relacionadas en la formación de estos terremotos más potentes.
Esta investigación fue publicada en la revista científica Science Journal.
Fotografía. Crédito: Ben Brooks/USGS