A la hora de almacenar comida, posiblemente – por encima de otras opciones – hayas optado por comprar comida enlatada. Si bien habrá personas que prefieran preparar su propia comida para almacenar en caso de una emergencia, hay que admitir que con las ofertas que suelen hacer las grandes cadenas de supermercados de comida enlatada, se puede completar rápida y fácilmente cualquier despensa, a un precio más económico. Además, la comida enlatada tiene una vida útil más larga que cualquier comida que podamos preparar en casa, por lo que definitivamente, es un producto a incluir en nuestra despensa de emergencia.
Pero, aunque confíes plenamente en la comida enlatada o envasada, hay ciertas cosas a tener muy en cuenta por razones de seguridad.
La fecha de caducidad y la frase “consumir preferentemente antes de…”, que suelen indicar algunos de estos productos, puede dar lugar a confusión. Cuando se hace mención a: “Consumir preferentemente antes de…”, el fabricante calcula que su producto seguirá manteniendo su mejor calidad posible para esa fecha, como su color, textura, olor y sabor. Sin embargo, esta fecha no es una fecha límite que no se pueda superar. Aunque tampoco lo es la fecha de caducidad, en cuanto a la comida enlatada.
Lo importante de estas fechas es que debes usarlas como guía para saber cuándo ir rotando productos. La mayoría de las fechas de caducidad se pueden superar, pero siempre con la debida precaución.
Como norma general, debes saber que la comida enlatada tiene una vida útil de al menos dos años desde la fecha de compra. Debes actuar de forma distinta con los productos para bebés, como las fórmulas instantáneas, que suelen indicar una fecha de caducidad, que confirma hasta cuándo se garantiza que el producto mantiene sus propiedades y nutrientes, con una calidad aceptable.
Las latas selladas en las que se venden ciertos alimentos, son de metal. No es frecuente que se rompan, pero pueden abultarse o dentarse. Si te encuentras una lata que tenga este aspecto exterior; deshazte inmediatamente de ella. ¿La razón? Podría contener Clostridium botulinum. Una bacteria que produce la peligrosa toxina del botulismo, que bajos condiciones de poco oxígeno puede ser una de las sustancias más letales.
En el caso de consumir una comida enlatada o en conserva que contenga esta bacteria, los signos y síntomas del botulismo empezarán entre 12 y 36 horas después de que la bacteria entre en el cuerpo, aunque según la cantidad de toxina ingerida, el inicio de los síntomas puede tardar incluso días.
Entre los síntomas y signos que pueden manifestarse se encuentran los siguientes: dificultad para tragar o para hablar, boca seca, visión borrosa o doble, caída de los párpados, dificultad para respirar, náuseas, vómitos y calambres abdominales… Cuando se come algún alimento que contenga esta toxina, se interrumpe la función nerviosa, causando parálisis.
¿Cómo evitarlo?
Si tú eres quien prepara alimentos enlatados, asegúrate de cumplir las técnicas adecuadas para enlatar los alimentos de forma segura, destruyendo los gérmenes que causan botulismo en los alimentos:
Cocina los alimentos a presión, a 121ºC (250ºF) durante entre 20 y 100 minutos, según el alimento.
Considera hervir los alimentos durante 10 minutos antes de servirlos.
No comas alimentos en conserva si el envase está hinchado, abultado, o si tiene un olor desagradable. Sin embargo, no te confíes en el olor del alimento porque no siempre revela la presencia de la toxina. Algunas cepas hacen que la comida huela mal o tenga un sabor extraño, pero no todas.
Si envuelves patatas en aluminio antes de cocinarlas, cómelas calientes o afloja el aluminio y consérvalas en el refrigerador. Nunca a temperatura ambiente.
No dejes la comida al aire libre, a temperatura ambiente, demasiado tiempo antes de refrigerarla.
No vale la pena consumir alimentos que puedan tener botulismo. Se trata de un problema de salud serio que puede causar efectos para toda la vida, e incluso la muerte. Si sospechas de algún alimento, tíralo.
Cuando compres un alimento enlatado o envasado, asegúrate de comprobar siempre bien si presenta algún tipo de grieta o bulto, si está dentado o no está bien cerrado. Aunque esté en oferta, no lo compres.
Procura comprar comida enlatada que deba abrirse con un abrelatas y evita comprar latas que tengan abre fácil. Es más seguro que puedas escuchar el aire que sale del envase tras romper su envasado al vacío.
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