Después de una catástrofe, es posible que la atención médica sea escasa o más bien inexistente, dependiendo de la gravedad de la situación. No solo tendrás más posibilidades de sobrevivir si te has preparado para una emergencia y dispones de una despensa para ello, sino que tendrás un plus si, además, te puedes hacer cargo de ciertas actuaciones imprescindibles para controlar y/o mejorar la salud.
La hipertensión arterial es una patología crónica que suele conocerse como la “asesina silenciosa” porque no suele manifestar síntomas. Muchas personas ni siquiera saben que tienen la tensión alta. Además, puede ser muy peligrosa al poder provocar complicaciones graves como infartos o hemorragias cerebrales, entre otros, si no se controla.
En España, se considera la primera causa de mortalidad. Según la Sociedad Española de Hipertensión, hay más de 14 millones de hipertensos, de los que 9,5 millones no están controlados y 4 millones están sin diagnosticar. Por su parte, la Asociación Americana del Corazón calcula que cerca de la mitad de todos los americanos adultos tienen la tensión arterial alta.
Por lo tanto, comprobar la tensión arterial con regularidad es algo muy necesario si se quieren evitar estos riesgos. Si incluyes un medidor de tensión arterial en tu despensa de emergencias y aprendes a utilizarlo, podrás detectar a tiempo cualquier posible indicio de tensión alta. Te recomendamos que utilices un tensiómetro manual, mucho más preciso, duradero y que podrá servirte durante muchos años (sin necesidad de utilizar pilas o que puedan estropearse los componentes electrónicos). En este caso, te presentamos uno que está libre de látex, evitando así posibles reacciones alérgicas al material.
Tener la tensión arterial por encima de 120/80 significa que hay que prestarle atención, y por encima de 130/90 indica que existe hipertensión. Cuando se registra una presión arterial superior a 180/120, se considera una crisis de hipertensión y requiere de una atención médica de inmediato.
Lo más recomendable es no dejar que llegue a tanto, haciendo un seguimiento frecuente de la tensión arterial, seguir unos hábitos saludables, evitar el sobrepeso y la obesidad, y tomar algunas medidas en cuanto se empiece a detectar un ligero aumento de la presión arterial.
Un estudio científico publicado por una conocida revista de Nutrición mostró que beber tres tazas de té de hibisco al día, disminuye la tensión arterial. Los participantes en el estudio se bebieron tres tazas de este té al día durante seis semanas y consiguieron que les bajara la tensión arterial hasta alcanzar una medición equivalente a la que conseguía un medicamento muy conocido para la tensión arterial.
Es obvio que, el té de hibisco por sí solo, posiblemente no sea suficiente como para tratar los casos severos de hipertensión, pero podría ser una solución natural para quienes tienen una tensión arterial ligeramente alta. Quienes la tienen muy alta, probablemente tendrán que combinar el té con otros métodos como tomar un medicamento especial para la tensión.
Para preparar este té, nada mejor que contar con la flor del hibisco, ya cortada, que conserva todas sus propiedades y que puede usarse para hacer el té. Natural 100% y con un buen sabor. Delicioso, tanto frío como caliente. Si no te agradara el sabor, solo tendrías que añadir miel o algún otro endulzante. Con el producto que te recomendamos, puedes comprar fácilmente 1 kg o varios paquetes y guardarlos en tu despensa.
El hibisco se utiliza mucho en jardinería como seto para separar fincas o jardines, y como planta ornamental por su exquisita belleza, sin embargo, nosotros nos centraremos en lo que más nos interesa, como son sus propiedades medicinales.
Suele usarse como tinte o colorante en muchos preparados porque tiñe el agua de la infusión de un color rojo muy intenso.
Si bien existen unas 250 especies de hibisco, los más utilizados son el hibisco común y el hibisco rosa de la China. Suaviza la garganta irritada y puede aliviar el dolor causado por la tos o por diversas enfermedades respiratorias. También sirve para la afonía y la ronquera.
Protege la mucosa intestinal gástrica de la acidez del estómago y sirve para tratar las hemorroides y las cistitis urinarias.
El hibisco común sirve para hidratar la piel y para protegerla. Puede aliviar y curar las heridas en la piel, grietas, úlceras, cortes y quemaduras.
La forma más utilizada es la infusión con una cucharada de hojas y flores secas por vaso de agua.
El hibisco rosa de Jamaica es el que se usa para la hipertensión. Pero, además, disminuye el colesterol malo (LDL), los triglicéridos y el colesterol, ejerciendo como protector de la salud cardiovascular.
Su consumo favorece la pérdida de peso y su alto contenido en potasio le confiere propiedades diuréticas, por lo que sirve como leve efecto antihipertensivo.
El té de hibisco posee propiedades antibacterianas y antivirales y puede resultar calmante, ayudando a reducir la depresión y la ansiedad.
Se conocen también sus propiedades para mejorar el sistema inmunológico.
Gracias a su contenido en ácido cítrico, es excelente para rebajar la fiebre. Reduce la caída de cabello, e incluso se está estudiando si inhibe el crecimiento de células cancerosas.
El té de hibisco, como sucede con el te rojo Rooibos, no contiene cafeína, por lo que no afecta al sueño.
Advertencia.
Si bien el hibisco es seguro para su consumo, podría tener cierto efecto en el ciclo menstrual. En dosis elevadas, el hibisco puede ser abortivo, por lo que no se recomienda su consumo por parte de mujeres embarazadas, ni lactantes. Tampoco es recomendable para mujeres que quieran quedarse embarazadas.
Debido a que muchos de las preparaciones contienen alcohol, se debe evitar su uso en niños pequeños o personas en desintoxicación.
De las 250 especies de hibiscos que hay, es necesario saber diferenciar cuáles no son tóxicas. Por este motivo, debido al riesgo, algunos especialistas prefieren usar en su lugar malvavisco o malva silvestre.
Es ligeramente diurético, por lo que deben tomar precauciones las personas que no pueden consumir productos diuréticos.
Se aconseja consultar siempre con el especialista médico antes de tomar este producto.
¿Cómo hace té de hibisco?
Para hacer una jarra de té de hibisco, usa ½ taza de pétalos de hibisco secos o 2 tazas de pétalos frescos, sin apretar. Lleva a ebullición 2 litros de agua. Apaga el fuego y agrega los pétalos de hibisco. Deja reposar de 10 a 15 minutos. Cuela el té y endulza, según lo que desees. Puedes consumirlo frío (incluso helado) o caliente.
Independientemente de que incluyas la flor del hibisco seca en tu despensa, te ayudamos a reconocer este arbusto, por si en alguna ocasión tuvieras que encontrarlo.
El hibisco es un arbusto perenne que puede llegar a los 9 metros de altura. Procede de las regiones cálidas de Asia, aunque puede encontrarse cultivado en climas cálidos de numerosas regiones del mundo. En este último caso, posiblemente no supere los 5 metros de altura.
Cuenta con tallos erectos, ramificados y hojas alternas, dentadas y brillantes que presentan un color verde oscuro. Las flores están reunidas en parejas o pueden encontrarse solitarias, aunque muy destacadas, con unos 20 centímetros de diámetro y pistilos y estambres muy prominentes. Suelen estar formadas por 5 pétalos dentados que se superponen en forma de embudo. Su característica principal es la columna central que hay en medio de los pétalos y que está formada por columnas fusionadas de estambres.
Fotografía. Crédito: Connie4848 en Pixabay