Cuando los escombros de la estela de Nibiru han empezado a causar estragos, se han atribuido los daños a cualquier cosa menos a su causa, por ejemplo, a chatarra espacial, a pájaros o bandadas de pájaros, e incluso al granizo. Cuando los incidentes aumenten en frecuencia e intensidad, probablemente también las justificaciones vayan a más. Puede que lleguen a decir que se ha caído un satélite, que dos satélites han colisionado… Sin embargo, la caída de bolas de fuego y meteoritos está aumentando. Y, eso no lo van a poder evitar.
La última ocurrencia ha sido con un avión cuyo morro ha resultado muy dañado, noticia que hemos publicado precisamente hoy. En un principio se habló de que había chocado con un pájaro, pero, ¿hasta qué altitudes pueden volar los pájaros? También sería un pájaro muy robusto para dejar estos daños en un avión… ¿Acaso todavía hay pájaros prehistóricos surcando nuestros cielos? Y, no dejó ni rastro de sangre ni de plumaje…
Pronto, no solo los periodistas comenzaron a hacerse preguntas, sino que las redes sociales y numerosas webs empezaron a refutar esta afirmación. Y entonces la excusa del pájaro cambió y apareció otra versión sobre lo que había sucedido: granizo. Esta ya es la explicación oficial de la aerolínea, aunque ¿de qué tamaño pudo ser el granizo para causar este tipo de daño en el morro del avión? Y, ¿por qué solo en el morro? ¿Por qué, por ejemplo, no se rompió la luna delantera de los pilotos por otro granizo? ¿Solo había sido un solo granizo de tamaño gigante?
Lo cierto es que no hace falta ser un seguidor/a de la teoría del sobrevuelo de Nibiru para sospechar que lo que le sucedió al vuelo 1076 de Delta Airlines no fue una colisión con un pájaro, y que probablemente tampoco fue el resultado de una tormenta de granizo.
Se trata del escombro de la estela de Nibiru, que sigue cayendo de forma creciente en la Tierra: en este caso, bolas de fuego, meteoritos… El sobrevuelo de este planeta también es la causa de que el bamboleo de nuestro planeta haya empeorado, y es el motivo por el que se estén produciendo alteraciones e interrupciones electromagnéticas en presas y aviones, así como apagones eléctricos y accidentes ferroviarios, entre otros, con cada vez mayor frecuencia. Por supuesto, también es la razón por la que se estén observando más bolas de fuego y meteoritos.
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Fotografía. Crédito: Alexander Antropov en Pixabay