Las placas tectónicas situadas en la región de Afar, en Etiopía, Arabia, Nubia y Somalia, se están alejando poco a poco las unas de las otras, creando gradualmente una grieta, que terminará formando lentamente un nuevo océano.
Según han explicado desde la Universidad de Leeds, se puede ver que se está empezando a formar corteza oceánica, porque es muy diferente que la de la corteza continental en cuanto a composición y densidad.
Los científicos han sospechado que las placas se están separando desde hace tiempo, pero ahora se ha podido recabar más información gracias a los GPS que están ayudando a determinar con exactitud cómo está sucediendo este desplazamiento bajo la superficie.
Los geólogos ven en la formación de este nuevo océano la oportunidad, sin precedentes, de estudiar cómo se produce una ruptura tectónica.
Aunque las placas tectónicas de la Tierra están en constante movimiento, lo cierto es que los científicos, a fecha de hoy, desconocen cuál es la razón que produce que estas tres placas en concreto se estén alejando las unas de las otras.
La teoría que parece ser más aceptada es que rocas masivas y supercalentadas, se encuentran ascendiendo desde el manto de la tierra, justo en el lugar en el que se encuentran las tres placas, aunque ideas como esta son difíciles de probar.
Curiosamente, cada límite de placa en la región de Afar se está extendiendo a diferentes velocidades, pero las fuerzas combinadas de separación de estas placas están creando lo que se conoce como un sistema de cresta en medio del océano, donde se terminará formando un nuevo océano.
El golfo de Adén y el Mar Rojo entrarán en la región de Afar y en el Valle del Rift, en África oriental, y se convertirán en un océano nuevo, y esa parte de África oriental se convertirá en su propio continente pequeño y separado.
La placa Arábica se está alejando de la de África a un ritmo de una pulgada por año, mientras que las dos placas africanas se están separando a una velocidad incluso menor, entre media pulgada y 0,2 pulgadas al año.
En el año 2018, se registraron grietas enormes en la región, que despertaron la curiosidad de los residentes y sorprendieron al mundo, incluso a los científicos. En marzo, la carretera de Narok-Mai sufrió una enorme grieta de 3 kilómetros de longitud y al menos 6 metros de profundidad. Dos meses después de abrirse la gigantesca grieta en el valle del Rift, otra línea de falla de dos kilómetros se agrietó en las afueras de la población de Naivasha, en el condado de Nakuru, engullendo varias granjas. Y, en mayo de ese mismo año, en Uganda, varias grietas destruyeron más de 300 casas y forzaron la evacuación de docenas de residentes.
Por supuesto, mayormente, se atribuyeron estas grietas a las lluvias torrenciales que estaban teniendo lugar en la región, pero el problema no está solo en lo que caía del cielo, sino en lo que se mueve bajo la superficie.
Las grietas en la tierra no miran por dónde pasan y destruyen casas, jardines, puentes y carreteras. Lo engullen o arrastran todo, sin compasión. Como sucede en Kenia, Uganda también se encuentra situada en el valle de la cresta del Este de África, que está en proceso de separar la placa africana en dos placas distintas: la placa de Nubia y la placa de Somalia.
Todo parece apuntar a que, aunque los científicos afirman que se trata de un proceso geológico lento, las consecuencias del proceso ya se están sufriendo. Por lo tanto, podríamos decir que la formación de este nuevo océano ya está en marcha.
Fotografía1. Grieta que se abrió en 2018 en Kenia, África.
Fotografía2. El continente africano se está separando en dos. Los científicos afirman que está naciendo un nuevo océano. Crédito: Finish.world.