Las autoridades de Zambia, Namibia, Botsuana y Zimbabue están esforzándose por controlar los enjambres de langostas migratorias que han puesto a 7 millones de personas en riesgo de hambruna. Según han informado las Naciones Unidas, las langostas han acabado con toda la cosecha al comenzar en el mes de mayo en el sur, poniendo en riesgo los cultivos de la región Pandamatenga.
Los cuatro países han puesto en marcha campañas de fumigación para combatir la invasión. Namibia ha fumigado granjas claves en las regiones, mientras que las langostas se están extendiendo rápidamente, afectando tanto los cultivos como las tierras cultivadas en Zambia.
El pronóstico no es nada bueno en Zimbabue, donde las langostas y los insectos jóvenes han infestado dos lugares en el distrito Chiredzi, el hogar del azúcar del estado, y ahora están invadiendo la segunda provincia más poblada del país, Manicaland.
Los insectos son distintos de las langostas del desierto, que ya han arrasado las granjas y destrozado los cultivos en el Cuerno de África. Aunque son más pequeñas, las langostas migratorias se están extendiendo a un ritmo voraz. Un solo enjambre puede contener millones de langostas y puede comerse en un día la comida equivalente a 2.500 personas.
Naciones Unidas apela a una acción urgente para evitar que el problema sea todavía más amplio, ahora que los granjeros están intentando superar la sequía del año pasado y los efectos económicas de la pandemia provocado por el coronavirus COVID-19.
Se están intentando encontrar pesticidas que no sean malos para el medio ambiente, especialmente en el Delta del Okavango, convertido en uno de los lugares más importantes de anidación de estas langostas. Pero, incluso con las medidas de control que se han tomado, las langostas siguen siendo un peligro.
Algunas de las zonas afectadas son muy difíciles de acceder.
La guerra contra las langostas continúa en el Este de África, sudoeste de Asia y en el Medio Este, donde han visto con horror cómo sus campos y cielos se veían ensombrecidos por los enjambres.
Fotografía. Crédito: AFP- Luis Tato