Ya son al menos 15 las personas que han muerto como consecuencia de los históricos incendios forestales que arrasan el oeste de Estados Unidos, a fecha 11 de septiembre de 2020. California, Washington y Oregón están pasando por un auténtico infierno. Según ha informado el National Interagency Fire Center (NIFC), se han contabilizado al menos 102 incendios activos de gran tamaño, en 1,6 millones de hectáreas (4,3 millones de acres) de tierras.
En California, están ardiendo 24 incendios masivos, 16 en Washington y otros 16 en Oregón, 11 en Idaho, 9 en Montana, 7 en Arizona, 6 en Colorado, 5 en Utah, 4 en Alaska, 1 en Nevada, 2 en Wyoming y 1 en Nuevo México.
El jueves, 10 de septiembre, las autoridades recuperaban los cuerpos sin vida de siete personas en el norte de California, aunque se temía que el número de víctimas podría aumentar en el estado ya que aún había 16 desaparecidos.
El Incendio conocido como August Complex Fire, se considera ahora como el más grande de la historia del estado. Por el momento, ya ha devorado más de 190.000 hectáreas (470.000 acres) de tierras y solo se encuentra contenido en un 24% desde que comenzó a mediados del mes de agosto.
Por su parte, en el centro de California, el Creek Fire ya ha calcinado más de 350 estructuras y ha explotado hasta abarcar más de 70.000 hectáreas (176.000 acres) de tierras. Además, este incendio está totalmente descontrolado.
Según ha explicado el Sheriff del condado de Fresno, en esta zona se han evacuado unas 30.000 personas. Por desgracia, el proceso de regreso de los residentes a sus casas podría demorarse varias semanas.
En el estado, en total, se han quemado más de 1 millón de hectáreas (2,5 millones de acres) de tierras, superando así la cifra récord establecida en el año 2018 de 793.180 hectáreas (1,96 millones de acres).
En cuanto a las víctimas mortales, las recientes cinco víctimas de Washington y Oregón elevan a 15 el número de fallecidos.
Con respecto al alcance de daños materiales, provocados por los incendios forestales, aún es pronto, ya que muchos arden todavía y algunos sin control. Las operaciones de búsqueda y rescate continúan, por lo que el número de víctimas es probable que pueda seguir subiendo.
Hasta el viernes ya se había ordenado la evacuación forzosa de unos 500.000 residentes de sus casas.
El Centro de Convenciones de Oregón, en Portland, ha sido transformado en un refugio para los evacuados.
En el sur de Oregón se han visto escenas realmente apocalípticas, con viviendas completamente calcinadas a lo largo de kilómetros por la autovía.
Para el gobernador de California, se trata de una emergencia climática muy real. La tormenta perfecta.
La región se encuentra cubierta por una densa nube de humo y se han activado numerosas alertas por la mala calidad del aire.
La gobernadora de Oregón ha informado acerca de la desaparición de docenas de personas en los condados de Jackson y Marion.
En cuanto a la causa de estos incendios, algunos grupos han afirmado que han sido provocados, sin embargo, el FBI ha informado el lunes que han investigado algunas de las acusaciones vertidas y que, por el momento, no son ciertas.
Mientras tanto, algunos meteorólogos han informado que el brillo anaranjado que se ha visto en el cielo en el Reino Unido el viernes, y que despertó a los residentes, ha sido provocado por los incendios forestales de California.
Los relatos de quienes han logrado huir de este infierno son espeluznantes. Y el horror que vivieron las víctimas debió ser terrible.
Unas 4.000 casas y otro tipo de edificios han ardido. En Berry Creek, la mayoría de las casas han quedado reducidas a cenizas y metales aplastados. Coches quemados, líneas eléctricas derribadas en las carreteras… Un bar, una lavandería y dos grandes almacenes han desaparecido. Y todo lo que queda de una gasolinera son un par de surtidores y una señal indicativa de los precios. El colegio y una estación de bomberos voluntarios, con el camión todavía en su interior, han quedado destruidos.
Uno de los residentes, abandonó el lugar a todo gas el martes, cuando los vientos empezaron a intensificarse. Afirma que vio por el espejo retrovisor cómo el cielo se iba oscureciendo y una especie de nube en forma de seta naranja iluminaba el cielo, lo que le indicó que estaba muy, muy caliente, y que debía acelerar. Asegura que fue un sentimiento terrorífico. No había forma de combatir ese incendio. Y quienes decidieron quedarse, probablemente no lo podrán contar.
Fotografía. Crédito: Bloomberg – vía Twitter
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