Las cosas por ahí arriba, sobre nuestras cabezas, parece que están tan animadas como aquí en la Tierra. Anoche, un satélite soviético y un cohete chino estuvieron a punto de colisionar sobre las 20:56 horas (EDT). De haber chocado, se habrían formado miles de nuevos escombros espaciales. Como si no tuviéramos pocos ya sobrevolándonos.
Vigilados anoche por la empresa que monitorea los desechos espaciales, estos dos cohetes que se encuentran en la órbita terrestre baja, según la NASA, son considerados como basura espacial.
Afortunadamente, nos han sobrevolado muy de cerca, pero no han colisionado.
Sucedió el jueves, 25 de octubre de 2020, a las 20:56 horas (EDT) sobre el Océano Atlántico Sur. La distancia con la superficie terrestre a esa hora ha sido de tan solo 991 kilómetros. Prácticamente nada en términos de distancias espaciales.
Entre ambos, hubo un espacio de 19 o de 25 metros como máximo. Por lo tanto, casi se han rozado.
LeoLabs ha informado que seguirá observándolos durante los próximos días.
Cuando un coche colisiona con otro en una carretera, según las circunstancias, puede resultar en un accidente leve o en uno grave, pero estas naves suman 2.800 kilogramos de masa y viajan a unos 52.950 kilómetros por hora. Una colisión entre ambas, sí o sí, hubiese formado una gigantesca nube de escombros, dejando esta basura espacial muy cerca de la superficie de nuestro planeta.
Sumar esta basura espacial a la ya existente, hubiese aumentado el riesgo de colisión en un futuro.
Según el síndrome de Kessler, una teoría inventada por Donald J. Kessler, miembro de la NASA, el volumen de basura espacial en la órbita terrestre irá cada vez a más. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Cuantas más naves vayan colisionando entre sí, más basura se generará, con un efecto dominó. Así, la Tierra se verá rodeada por millones o incluso billones de objetos que no sirven para nada pero que pululan a nuestro alrededor impidiendo por ejemplo que otras naves y satélites puedan navegar libremente sin temor a que se produzca una colisión.
Y es que, los humanos, no solo llenamos nuestros océanos y tierra de desperdicios. También lo hacemos en el espacio…
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