Una bola de fuego gigantesca que cruzó el cielo de Alaska, activó un sistema de sensores nuevo para detectar actividad volcánica a 579 kilómetros (360 millas) de distancia, según han informado desde el USGS.
El evento, que tuvo lugar el pasado 15 de octubre de 2020, activó seis de los sensores de alarma en una estación nueva de monitoreo en la península de Kenai. Los sensores han sido construidos para detectar ondas de sonido de baja frecuencia en la atmósfera durante la actividad volcánica, pero en este caso, registraron las ondas del meteoro que cruzó el cielo.
Según ha explicado el USGS en las redes sociales, el meteoro también activó una alerta en el monte Spurr, un volcán activo, de grandes dimensiones, que se encuentra a unos 129 kilómetros (80 millas) de distancia de Anchorage y que entró en erupción por última vez en el año 1992. El sistema de monitoreo detectó las ondas, aunque pronto se dieron cuenta de que no se trataba del volcán.
Los científicos del Observatorio de Vulcanología de Alaska han estado trabajando conjuntamente con investigadores de la universidad de Alaska Fairbanks Geophysical Institute para investigar la causa. Descubrieron que un meteoro había cruzado el cielo de Alaska a unos 64 kilómetros (40 millas) de la comunidad Athabaskan, de Kaltag, asentada sobre el río Yukon.
Testigos han afirmado haber visto la bola de fuego a cientos de kilómetros de distancia. Un residente en Ruby la ha descrito como enorme, desplazándose de norte a sur.
Para el director del programa de infrasonido en el Geophysical Institute de UAF, investigador del AVO, el meteoro debió explotar en algún lugar al este de Kaltag.
Fotografía de archivo. Crédito: Pixabay