Al menos tres personas han muerto y dos permanecen desaparecidas como consecuencia de las tormentas extremas que azotaron la isla de Cerdeña, provocando inundaciones masivas y deslizamientos de tierras, el viernes, 27 de noviembre y el sábado, 28 de noviembre. Al mismo tiempo, tenía lugar un tornado. Un fenómeno meteorológico raro en el aeropuerto de Catania, en Sicilia, el 28 de noviembre, que causaba daños materiales.
Han sido dos días consecutivos de tormentas extremas en Cerdeña, que han desencadenado inundaciones y deslizamientos de tierras en varias zonas, con un saldo de tres víctimas mortales en Bitti y dos desaparecidos. Las víctimas perdieron la vida durante unos deslizamientos de tierras y por la fuerza de las aguas.
En Cagliari, la fuerza del viento derribó numerosos árboles en Poetta. La costa se vio completamente sumergida.
El domingo, 29 de noviembre, Protección Civil activó una alerta advirtiendo que las autoridades debían prepararse y advertía a los residentes puerta por puerta, cerrando los negocios desde Cagliari hasta Olbia.
Las fuertes lluvias propiciaron que varias presas tuvieran que soltar agua para evitar el desbordamiento, por lo que algunos residentes, río abajo, fueron avisados de ello.
La alerta roja permaneció activa durante dos días en Cerdeña, así como en Bitti.
El clima extremo afectó también a Catania, en Sicilia, ya que llovió de forma torrencial durante todo el día, provocando inundaciones y forzando evacuaciones el domingo.
La tormenta incluso generó un tornado en la zona del aeropuerto de Catania.
Según los testigos, el tornado causó daños en casas, paneles de publicidad y en varios vehículos, aunque todavía hay que conocer la extensión exacta de los daños.
Según InMeteo, es probable que fuera un tornado EF-2, lo que significa que los vientos pudieron ser de 178 a 217 kilómetros por hora (111 a 135 millas por hora).
Los tornados en esta región son un fenómeno meteorológico raro, considerando la ubicación de Sicilia, así como por la época del año en la que se encuentran.
Fotografía. Crédito: Giovanni Bua