Si se produce una catástrofe que te sorprenda lejos de tu lugar seguro, la situación podría complicarse bastante más, según las circunstancias climáticas. En el caso de que sea verano o que tengas que soportar temperaturas máximas altas, podrías sufrir un golpe de calor y, si es invierno y las temperaturas son gélidas, existe la posibilidad de que se manifiesten síntomas de hipotermia. Saber cómo proporcionar los primeros auxilios necesarios en esos momentos tan críticos, podría marcar la diferencia entre vivir y morir.
A continuación, aprenderás a reconocer los síntomas que se manifiestan cuando se produce hipotermia y congelación, además de saber qué tratamiento preliminar puedes facilitar a quien se encuentre en esta situación. También te iremos explicando sobre la marcha qué artículos serían útiles en tu mochila de emergencias o en tu almacén de emergencias para poder prestar los primeros auxilios.
Para empezar, debes saber que la hipotermia es una emergencia médica. Tiene lugar cuando el cuerpo pierde calor más rápido de lo que lo produce, provocando una peligrosa disminución de la temperatura corporal. La temperatura corporal normal del cuerpo es de unos 37ºC (98,6ºF). La hipotermia se produce cuando la temperatura del cuerpo humano cae por debajo de los 35ºC (95ºF).
Claro que, para saber la temperatura corporal de la persona con toda fiabilidad, vas a necesitar un termómetro (opcional). En este caso, te recomendamos uno digital, para adultos, pero ten presente que vas a necesitar pilas (y pilas de repuesto) si te decides por esta versión. Es muy cómodo, fácil de usar y muy fiable. Pero, si eres de los que prefieren los clásicos, te aconsejamos el uso de este termómetro con galio, que no tiene mercurio.
Si la temperatura baja tanto, entonces, el corazón, sistema nervioso y otros órganos fundamentales, no pueden funcionar normalmente. Si no se trata de inmediato, la hipotermia puede provocar una insuficiencia del corazón y del sistema respiratorio total, e incluso la muerte.
Pero, no hace falta exponerse a temperaturas extremadamente frías para sufrir hipotermia. Si se deja a una persona anciana o a un bebé toda la noche en una habitación fría, es posible que desarrollen algunos síntomas de hipotermia leve.
Se considera hipotermia leve cuando la temperatura corporal se sitúa entre 33ºC y 35ºC (91,4ºF y 95ºF), si va acompañado de temblores, torpeza de movimientos y confusión mental; hipotermia moderada si la temperatura corporal se encuentra entre 30ºC y 33ºC (86ºF y 91,4ºF), y además de los síntomas anteriores se manifiesta desorientación, somnolencia o estupor y pérdida de memoria. Se considera hipotermia grave cuando la temperatura corporal se encuentra por debajo de los 30ºC (86ºF) y la persona pierde la consciencia, se le dilatan las pupilas, baja su tensión arterial y los latidos cardíacos están muy débiles, casi indetectables.
Claro que, no siempre dispondrás de un termómetro para poder medir la temperatura corporal, así que a continuación, te explicamos los síntomas que debes aprender a reconocer.
Como hemos explicado anteriormente, la hipotermia se puede dividir en tres etapas, según su gravedad. La persona que desarrolla hipotermia no suele ser consciente de ello porque los síntomas suelen presentarse de forma progresiva. Además, la confusión de pensamiento que viene asociada evita que sea consciente de lo que le sucede. De ahí que sea tan importante que podamos reconocer los síntomas que presente.
Entre los signos y síntomas que pueden manifestarse en caso de hipotermia se incluyen: escalofríos, respiración lenta y superficial, hablar balbuceando, pulso débil, torpeza o falta de coordinación, somnolencia, falta de energía, desorientación, confusión mental, pérdida de memoria, pérdida del conocimiento, piel roja brillante y fría (en bebés). Pero, en lugar de generalizar, vayamos avanzando síntomas por etapas.
En una primera etapa, la persona puede sufrir escalofríos, de leves a fuertes y puede verse incapaz de realizar tareas complejas con las manos, al sentir las manos entumecidas. Puede respirar rápidamente y de forma superficial.
En la segunda etapa, si no se puede tocar su pulgar con el dedo meñique, sería el primer síntoma de que los músculos no funcionan. También puede tener taquicardia, aumento del gasto cardíaco y presentar cierta confusión mental. El aspecto de la persona es pálido. Los labios, las orejas, dedos de las manos y pies pueden adquirir una tonalidad algo azulada. El corazón puede latir de forma lenta (bradicardia), tener poliuria e incluso disminuir su motalidad intestinal.
En la tercera etapa, la temperatura corporal puede bajar de los 30ºC (89,6ºF9, por lo que desaparecen los escalofríos, pero resulta difícil hablar, la persona tiene lentitud de pensamiento y amnesia. También suele manifestarse una incapacidad para usar las manos y las piernas y existe una coordinación muscular pobre. Caminar resulta prácticamente imposible. Tanto el pulso como el ritmo respiratorio disminuyen de manera significativa, aunque pueden aparecer ritmos cardíacos rápidos. Si el estado de hipotermia avanza, podrían fallar los órganos principales y la persona podría morir.
¿Qué puedes hacer?
Mientras esperas recibir la ayuda médica de emergencia, procura situar a la persona en un lugar cálido y seco. Preferiblemente en el interior y no a la intemperie. Sin embargo, muévela con movimientos lentos, porque los movimientos bruscos podrían provocar latidos del corazón irregulares peligrosos.
Si no dispones de un lugar seguro donde resguardar a la persona y se encuentra expuesta a los elementos, localiza un lugar que no se vea azotado por el viento y la lluvia.
Si se ha mojado, intenta retirar la ropa, con cuidado, y sustituirla por ropa seca o abrígala con una manta térmica y seca.
Si puede beber, ofrece alguna bebida caliente, que no sea alcohólica y que sea sin cafeína. Por supuesto, solo si la persona está consciente.
Si estáis a la intemperie, en un lugar alejado de la civilización y hace frío, intenta encender un fuego para proporcionarle calor.
Si la solución es utilizar un saco de dormir para darle calor, puedes utilizarlo para ayudarle a mantenerse en calor.
Si se producen lesiones por congelación…
Las lesiones por congelación suceden normalmente en las extremidades (dedos de manos y pies), así como en las orejas, nariz, mentón y pómulos. Cuando la piel se congela adquiere un tono rojizo, se hincha, duele y finalmente se vuelve negra, lo que significa que las células se han congelado y han muerto.
Según la intensidad del congelamiento, el tejido puede llegar a recuperarse o, puede gangrenarse.
Los síntomas más generales al principio son piel fría y sensación de cosquilleo. En función de la gravedad de la congelación, se pueden diferenciar tres grados de congelación:
En las congelaciones de primer grado se manifiesta palidez y frialdad de la piel, entumecimiento, hormigueo y disminución de la sensibilidad. Esta congelación no suele producir dolor.
Las congelaciones de segundo grado están caracterizadas por tener un color rojizo o morado y la persona tiene torpeza en los movimientos, edema y aparición de ampollas. En este caso, estas lesiones sí que son muy dolorosas.
En las congelaciones de tercer grado, se presenta un color negruzco, con costras 8debido a la necrosis o muerte del tejido), y son indoloras ya que las terminaciones nerviosas han sido destruidas.
Mientras que apenas se puede hacer nada una vez que se produzca la temida congelación, al principio, aún es posible proporcionar algunos primeros auxilios.
Mientras esperas recibir la ayuda médica de emergencia, procura situar a la persona en un lugar cálido y seco. El calentamiento progresivo es la clave del tratamiento de la congelación. Sitúa a la persona preferiblemente en el interior y no a la intemperie. Sin embargo, muévela con movimientos lentos, porque los movimientos bruscos podrían provocar latidos del corazón irregulares peligrosos.
Si no dispones de un lugar seguro donde resguardar a la persona y se encuentra expuesta a los elementos, localiza un lugar que no se vea azotado por el viento y la lluvia.
Retira cualquier tipo de ropa o calzado que esté húmedo o mojado y cámbialo por uno seco o tápale con ropa de abrigo.
Procura calentar las zonas de su cuerpo más afectadas solo si puedes mantenerlas calientes. Que vuelva a perder temperatura y tengas que volver a intentar calentarlas podría causar más daños.
Sumerge las zonas congeladas en agua tibia de 37ºC a 40ºC (de 99ºF a 104ºF). Si no dispones de un termómetro, prueba la temperatura del agua metiendo una mano o codo, debe sentirse tibia, pero no caliente. La piel tarda unos 30 minutos en volver a calentarse. Deja de sumergir las zonas congeladas una vez que la piel recupere su color normal o deje de estar entumecida.
Utiliza agua templada, no caliente ni hirviendo para calentar la zona afectada.
No expongas la zona afectada a calor directo de radiadores, estufa, lámpara de calor, chimenea, almohadilla térmica o fuego. Podría causar quemaduras.
No masajees ni presiones la zona afectada.
Proporciona bebidas calientes para que pueda entrar en calor (té o sopa caliente).
Puedes darle algún alimento rico en hidratos de carbono.
No explotes ninguna ampolla ni intentes drenarla.
Limpia la zona afectada suavemente, sécala y protégela con compresas estériles. Si tienes que aplicar una venda. Hazlo con un vendaje estéril y seco, sin apretar. Coloca una gasa u otro apósito estéril entre los dedos de los pies o de las manos para mantenerlos separados.
Te recomendamos que cuentes con un kit de emergencia O con un kit médico, así tendrás a mano numerosos artículos que podrían ser útiles en caso de emergencia.
Si el problema se ha producido en los pies, no dejes que camine, ya que podría agravar el daño tisular.
Durante el proceso de recuperación, es recomendable no fumar y no tomar bebidas alcohólicas, ya que podría retrasar el proceso de cicatrización.
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