Los granjeros en el condado de Meru, en Kenia, contemplan desolados, como enormes cantidades de langostas están arrasando sus cultivos. La plaga ha llegado justo cuando la mayoría de las verduras y demás productos, en el este del país, estaban listas para ser recolectadas.
Estos granjeros se suman ahora a los miles de granjeros de otros 14 condados de Kenia que ya se han visto afectados por la segunda ola de plaga de langostas que es dos veces más destructiva que la anterior de 2020.
Las pérdidas en Meru son catastróficas. Según explican los granjeros, han acabado con todo: tomates, patatas, maíz, algodón… plátanos, trigo… Y lo califican como una plaga bíblica, ya que no habían visto nunca nada semejante. Parece que nada sacia su apetito voraz.
El Gobierno afirma que ha contribuido con espray y vigilancia para lidiar con la plaga, alegando que, esta vez, cuenta con recursos suficientes para combatir la plaga.
El propio ministro de Agricultura ha explicado a los medios que se han observado más de 75 enjambres en Kenia, pero que no pueden luchar contra las langostas en otros países como en Somalia y en Etiopía, donde sí que están prosperando.
En Kenia, donde se están reproduciendo, se calcula que podrían permanecer hasta junio.
El Gobierno ha prometido a los condados afectados por la plaga que recibirán cultivos gratuitos e intervención ganadera, incluyendo semillas y cereales, agua potable y fertilizantes, entre otros. Sin embargo, en el mercado Mulika, en Tigania, los residentes se quejan que, aunque se les ha prometido ayuda, ya empiezan a escasear los alimentos.