Los cada vez más frecuentes desastres que están teniendo lugar en el mundo, nos han enseñado que puedes verte sorprendido/a por una emergencia en cualquier lugar y sin apenas aviso previo.
Inundaciones e incendios forestales, terremotos, erupciones volcánicas… Parece que cada vez se hace más necesario estar preparado/a para una emergencia y para una eventual evacuación forzosa.
Quedarte o marcharte, no siempre es una decisión personal. Según sea la gravedad del desastre, podrías tener que marcharte precipitadamente.
Decidir si quedarte o marchar
Cuando se produce una emergencia o catástrofe, una de las decisiones más difíciles es si te quedas en tu casa o si te marchas.
Quedarte, significa cerrar puertas y ventanas y atrincherarte en tu casa, haciendo uso de tus suministros de emergencia.
Marcharte, implica abandonar tu hogar. Coger tu mochila de emergencias y acudir a otro lugar, porque tu casa ya no es segura.
Pero, ¿cómo decidir si te quedas o te vas?
Tienes que tener una gran adaptabilidad a las circunstancias, aceptar y admitir lo sucedido. Analiza las variables con calma. Quedarte en casa debe ser tu primera opción, pero tienes que preguntarte si estarás a salvo quedándote. Según el tipo de desastre que acontezca, es muy importante que analices tus posibilidades, que te informes bien de cómo van prosperando los acontecimientos y tengas presente que, si ciertas circunstancias están fuera de control, te tendrás que marchar.
¿A dónde acudir?
Llegar a esta decisión no habrá sido fácil o puede que te hayan ordenado evacuar la zona. Independientemente de quién o de qué te haya forzado a abandonar tu hogar, lo cierto es que no puedes vagar por ahí sin rumbo. Refugiarse en plena naturaleza, tampoco es una opción viable para muchas personas. ¿Te quedarías en medio de la nada con niños, con personas mayores, discapacitados o enfermos? ¿Y si está nevando? ¿Tienes algún otro lugar al que acudir? ¿Un refugio alternativo que cuente con los suministros que puedas necesitar?
Por supuesto que, lo mejor en esta situación, sería poder contar con otro lugar que hayas habilitado de antemano como plan B para este tipo de situaciones. Así que, procura incluir este plan B (o tantos planes como te puedas permitir) en tu preparación de emergencias. De lo contrario, llegará un momento en el que se te acaben los suministros de tu mochila de emergencias. Y, acudir a casa de un amigo, podría no ser la opción más acertada. Es posible que esté afrontando tu misma situación o que no esté preparado para ayudarte. Debes ser lo más autosuficiente posible.