El volcán Etna sigue muy vivo. Un mes después de su último episodio eruptivo paroxístico, el volcán ha aumentado su actividad estromboliana en el cráter del sudeste, el 20 y 21 de octubre de 2021, produciendo otro paroxismo con fuertes emisiones de cenizas volcánicas el 23 de octubre. El volcán ha registrado flujos piroclásticos y ha lanzado nubes de cenizas volcánicas a 7,5 kilómetros (24.600 pies) sobre el nivel del mar.
La amplitud del tremor volcánico en el cráter Sudeste ha alcanzado niveles altos a las 04:45 horas (UTC).
Tras los primeros signos de renovada actividad explosiva, a las 06:05 horas (UTC), se aumentó el nivel de alerta para la aviación del Amarillo al Naranja. Y al rojo, a las 08:39 horas (UTC), el 23 de octubre, cuando se había registrado una fuerte actividad estromboliana en el volcán que pronto desencadenaron en flujos piroclásticos, emisión de cenizas volcánicas y fuentes de lava, con un episodio paroxístico.
Una gran nube, de color gris oscuro, emergió sobre el cráter, alcanzando una altitud de 7,5 kilómetros (24.600 pies) sobre el nivel del mar, viéndose desplazada en dirección este y noreste.
El flujo piroclástico se dirigió hacia el Valle del Bove, a las 08:49 horas (UTC) cubriendo una distancia de unos 1,5 kilómetros (0,93 millas). Además, se observaron al menos 4 flujos piroclásticos.
La fuente de lava cesó a las 10:20 horas (UTC), por lo que el código de alerta para la aviación bajó de nuevo al Naranja, a las 11:04 horas (UTC). Entonces, aún se observaban emisiones de cenizas volcánicas, aunque leves.
Fotografía del reciente episodio paroxístico en el volcán Etna. Crédito: INGV