
El miércoles, 1 de diciembre de 2021, se lanzó el último experimento de la NASA, el cohete espacial CREX-2 desde el Centro Espacial Andoya, en Noruega, a las 09:25 horas (UTC), como parte del proyecto internacional Grand Challenge Initiative Project Cups. Un proyecto formado por 12 cohetes espaciales de tres países, concretamente por Estados, Japón y Noruega y liderado por el profesor Mark Conde, de la Universidad de Alaska Fairbanks. Este cohete ha sido y construido en las instalaciones de NASA Wallops y alcanzó el apogeo a unos 634 kilómetros.
El objetivo principal de la misión, según dicen, es investigar la región de la cúspide polar. Una zona misteriosa ubicada sobre el polo norte que actúa de forma extraña.
Según ha explicado uno de los participantes de este gran proyecto, el campo magnético forma una especie de embudo que va desde nuestra atmósfera hasta el núcleo de la Tierra, y dentro de ese embudo el aire es notablemente más denso que en cualquier otro lugar. Esto afecta a los satélites en órbita polar, ya que chocan con una especie de tope de velocidad cuando pasan por esta zona. Además, curiosamente, cuando se viaja por esta zona del cielo, las señales de radio y del GPS actúan de forma extraña.
En los últimos 20 años, según informa la NASA, los operadores científicos y las naves han detectado algo inusual cuando pasan por esta región: se ralentizan.
Si bien la densidad de la atmósfera terrestre disminuye rápidamente con la altura, se mantiene constante horizontalmente. Es decir que, a cualquier altitud dada, la atmósfera tiene aproximadamente la misma densidad en todo el mundo. Excepto en la cúspide, donde hay 250 millas por encima de la cabeza. Hay una bolsa de aire aproximadamente una vez y media más densa que el aire a esa altitud. Algo invisible soporta esa masa extra, por lo que la misión CREX-2 tiene como objetivo descubrir de qué se trata.
La misión está diseñada para medir los numerosos factores que potencialmente podrían explicar cómo el aire denso de la cúspide permanece suspendido.
Entre las hipótesis que se barajan para justificar esta extraña anomalía, se habla de efectos eléctricos y magnéticos en la ionosfera. La capa de la atmósfera superior de la Tierra que está ionizada por el Sol, lo que significa que mantiene partículas cargadas eléctricamente. Las electrodinámicas podrían soportar el aire más denso de forma indirecta, o podrían causar calor que genera vientos verticales para mantener el aire más denso. CREX-2 está diseñado para medir estos efectos con los instrumentos que incluye.
Otra explicación podría ser que ese aire en la columna vertical de la cúspide es más denso que lo que le rodea. Pero, tener una columna de aire más pesado también produciría vientos parecido a vórtices u horizontales, que también evaluará CREX-2.