Es posible que pueda parecer divertido ver cómo se fríe un huevo con solo ponerlo al sol en estos días de calor extremo, pero, ¿te has parado a preguntarte lo que esto puede significar en la salud?
Cuando los meteorólogos lanzan sus predicciones y hacen mención a las temperaturas máximas previstas están hablando de temperaturas máximas medidas a la sombra. ¡A la sombra! Esto significa que, lógicamente, al sol, serán mucho más altas.
Por ejemplo, cuando el termómetro marca 40ºC a la sombra, la temperatura al sol puede ser significativamente más alta, según varios factores como la intensidad de la luz solar, el color y material de las superficies circundantes, y el viento, entre otros.
Por lo general, la temperatura medida directamente bajo el sol puede llegar a situarse entre 10 y 20ºC más alta que la medida a la sombra. Esto se debe a que los termómetros expuestos directamente al sol no solo miden la temperatura del aire, sino que también absorben radiación solar, lo que eleva su lectura.
Por todo ello, cuando hay 40ºC a la sombra, posiblemente pueda haber aproximadamente entre 50 y 60º al sol. Pero, ten en cuenta que se trata de un cálculo aproximado y que la experiencia real puede variar según las condiciones específicas del ambiente y del lugar.
Lo que sí que parece claro es que, si pones un huevo al sol y se fríe, la temperatura al sol debe ser muy, pero que muy alta ya que, para que un huevo comience a cocinarse o freírse al sol, la temperatura superficial donde se encuentra el huevo debe alcanzar al menos unos 70°C (158°F). ¿Te lo podías imaginar? Eso sí, alcanzar esta temperatura al aire libre bajo la luz directa del sol sin ningún tipo de amplificación adicional (como un espejo o una superficie metálica que refleje calor) es bastante improbable en condiciones normales.
En contextos donde se dice que un huevo se puede freír en la acera o en el capó de un coche, esto normalmente ocurre durante olas de calor extremo, y estas superficies deben estar expuestas directamente al sol durante varias horas. Estas superficies, especialmente si son de color oscuro o metálicas, pueden alcanzar temperaturas mucho más altas que la temperatura del aire, posiblemente lo suficiente como para freír un huevo.
Para que un huevo se fría efectivamente al sol en una superficie, esta última probablemente estaría en un rango de temperatura de entre 70°C a 80°C o más, dependiendo de las condiciones. Claro que, sinceramente, pensamos que, si la temperatura máxima prevista es alta, no es el momento de comprobar si las circunstancias de tu entorno harán que la temperatura al sol sea peligrosamente alta o no. Simplemente, evita exponerte a los rayos del sol. Temperaturas por encima de los 40ºC pueden ser muy peligrosas, especialmente durante las olas de calor y provocar condiciones como: golpes de calor, agotamiento por calor, quemaduras solares y deshidratación severa.