
Concepto del artista de la colisión de la Tierra con un planeta formando la luna y la Tierra, en HD 172555 (Crédito: NASA/JPL-Caltech. http://www.nasa.gov/multimedia/imagegallery/image_feature_1454.html Imagen de dominio público vía Wikimedia Commons – http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Artist%27s_concept_of_collision_at_HD_172555.jpg#/media/File:Artist%27s_concept_of_collision_at_HD_172555.jpg)
Existen varias teorías sobre cómo se formó la luna, aunque la
hipótesis más reciente, y que parece ser la más cercana a la realidad,
muestra que se formó debido al impacto con un gran objeto celeste, del
tamaño de Marte, que chocó con la Tierra hace unos 4,5 billones de años.
Los escombros que volaron de la Tierra y del objeto que colisionó con
nuestro planeta se fusionaron hasta formar este satélite natural. Los
científicos han llegado a la conclusión que el impacto tuvo que haber
sucedido hace unos 95 millones de años tras formarse el sistema solar.
En unos 100 millones de años, la mayor parte del magma oceánico global
que lo conformaba se cristalizó, con rocas menos densas que flotaron
hacia arriba y que terminaron formando la corteza lunar.
Esta
hipótesis del gran impacto, en ocasiones se conoce como el Big Splash o
el Impacto de Theia, ya que al objeto celestial que impactó con la
Tierra, se le llama Theia, por el Titán de la mitología griega, madre de
Selena, diosa de la Luna.
Para apoyar esta hipótesis, los
científicos se basan en que el eje de la Tierra y la órbita de la Luna
tienen orientaciones similares. Muestras traídas de la Luna indican que
la superficie de nuestro satélite en un tiempo pasado estaba derretido,
el pequeño núcleo de hierro de la Luna, y la menor densidad en
comparación con la Tierra, prueban que existen colisiones similares en
otros sistemas de estrellas, y los grandes impactos son consistentes con
las teorías de la formación del sistema solar. Además, las proporciones
de isótopos estables de roca lunar y terrestre son idénticos, lo que
implica un origen común.
Comparar la composición de los isótopos
de zinc de muestras de la Luna con rocas de la Tierra y de Marte aporta
más pruebas de la hipótesis del impacto.
Sin embargo, esta
hipótesis del origen de la Luna presenta ciertas dudas que todavía deben
ser resueltas. Por ejemplo, la hipótesis sostiene que se podría haber
formado un océano de magma en la superficie tras un gran impacto. Sin
embargo, no existen pruebas que indiquen que la Tierra haya tenido este
tipo de océano de magma.
La Tierra posiblemente sería un lugar
diferente si no existiera la luna. No solo la Tierra ha disminuido la
rotación de la Luna, pero la Luna está disminuyendo el ritmo de rotación
de la Tierra. Desde que se formó la luna, la Tierra ha estado
disminuyendo su rotación debido a la fricción de las mareas causadas por
la luna, y como reacción a este cambio de energía, la luna ha estado
alejándose de la Tierra. De hecho, en el momento en el que se formó la
luna, la Tierra rotaba mucho más rápido que hoy. Un día en la Tierra
joven duraba solo unas horas. Pero la Luna, al ser tan pequeña en
relación con la Tierra, tardará más de un siglo del sistema solar en
ralentizar el ritmo de movimiento de la Tierra con respecto al ritmo de
la órbita de la Luna.
Aunque esta hipótesis de un gran impacto
domina las conversaciones entre la comunidad científica, otra teoría
sugiere que dos lunas jóvenes podrían haber colisionado en una sola y
que la Tierra podría haber robado la luna de Venus.
Otra
hipótesis para la formación de la Luna aboga por un impacto de un gran
asteroide en la Tierra mucho más tarde de lo que se ha pensado, creando
el satélite a partir de escombros de la Tierra. En esta hipótesis, la
formación de la Luna tendría lugar hace 60-140 millones de años después
de la formación del Sistema Solar.
Anteriormente, se había pensado que la edad de la Luna era de unos 4.527 ± billones de años.
Por
otra parte, otra hipótesis propone que la Luna y la Tierra se formaron
juntas en lugar de por separado, como sugiere la hipótesis del gran
impacto. Este nuevo modelo sugiere que la Luna y la Tierra se formaron
como parte de la colisión masiva de dos objetos planetarios, más grandes
que Marte, que volvieron a colisionar hasta formar lo que hoy llamamos
Tierra. Después de esta segunda colisión, la Tierra se vio rodeada por
un disco de material, que se combinó para formar la Luna.
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