Solo podrás reconocer tu buena preparación hasta que incorpores la costumbre de verificar tu almacén y planes de emergencias, al menos una vez al año.
A estas alturas, seguro que ya tienes claro que una catástrofe puede acontecer en cualquier momento y, por lo general, sin previo aviso. Por lo tanto, en ese momento, por ejemplo, resulta que si tu comida está caducada o no dispones de pilas para esa linterna que necesitas usar… Bueno, entonces no estás preparado/a para una emergencia.
Además de prepararse, hay que saber organizarse. Y, esta organización implica invertir unas horas al año en revisar tu almacén y tu preparación de emergencias. No lo consideres una pérdida de tiempo porque, llegado el caso, seguro que agradecerás haberlo hecho.
Seguro que surgirán todo tipo de circunstancias para impedir que puedas llevar a cabo esta tarea, pero debes ser perseverante. Para que no te olvides, por ejemplo, puedes elegir como día para la comprobación el cambio de estación de invierno a primavera, de verano a otoño o el día de la fiesta nacional. Claro que, también debes tener en cuenta los riesgos que existen donde vives. Si resides en una zona propensa a huracanes, lo más lógico es comprobar que tu preparación está en regla poco antes de que empiece la época de huracanes.
Refrescar la memoria, revisar planes de emergencia y rutas de escape, llevar a cabo simulacros, comprobar las fechas de caducidad de los productos (incluidos los medicamentos), comprobar que los aparatos y demás artículos funcionan bien (por ejemplo, radio, cuchillo…): es una tarea obligada para todo prepper.
Te recomendamos que escribas la fecha de caducidad en los envases, con un bolígrafo indeleble o añadas una etiqueta con esta información. No estaría de más llevar un listado de fechas de caducidad de los productos, para ir consumiendo y cambiándolos por otros nuevos.
Comprueba las cosas de valor que tienes en tu casa y en los alrededores y haz un listado. Puedes guardarlo en un lápiz de memoria (pendrive) y añadirlo a tu mochila de emergencias. Podrías incluir copia de algunos documentos importantes, como, por ejemplo, la escritura de tu casa, la tarjeta de afiliación a la seguridad social, tu historial médico, etc.
Por último, pero no por ello menos importante: practica. Muchas personas que se preparen para una emergencia, acumulan artículos, pero no llevan a cabo ningún simulacro. Si no sabes cómo usar los productos que tienes o no has comprobado la eficacia de tus planes de emergencia porque nunca lo has intentado, podría ser un contratiempo en una emergencia.
Esta revisión anual podría ser un buen momento para hacer un simulacro. Podrías aprovechar para dar una larga caminata con la mochila de emergencias y comprobar si serías capaz de llegar a tu refugio seguro. Es posible que, con la práctica, detectes errores para corregir o mejores algunos puntos de tu estrategia de supervivencia. Los riesgos pueden haber cambiado, así que no estaría mal comprobar si hay que añadir algún elemento a tu preparación.
Imagen de Thanks for your Like • donations welcome en Pixabay