Los científicos han descubierto que el tamaño de la “cuña exterior” de una línea de falla podría magnificar el impacto de una ruptura. Se trata de una noticia preocupante para quienes residen a lo largo de la Zona de Subducción de Cascadia, una falla que se extiende desde la isla de Vancouver hasta el norte de California. Casi nada.
Según han explicado los científicos, su descubrimiento añade un nuevo elemento a tener muy en cuanta a la hora de realizar pronósticos de tsunamis.
Ya hace mucho tiempo que los científicos han pronosticado que un terremoto gigantesco de 9,0 grados reverberará desde la falla de Cascadia en el noroeste del Pacífico y rápidamente desencadenará olas colosales que se precipitarán hacia la costa. Pero, ¿y si a estas predicciones les faltara una información importante que podría convertir este escenario todavía más extremo?
Según un estudio reciente, publicado el mes pasado en la revista Earth-Science Reviews, se hace mención a la pieza que faltaba en el rompecabezas. Los investigadores han revelado una relación, previamente desconocida, entre la gravedad de un tsunami desencadenado por un terremoto y algo conocido como “la cuña exterior”, la zona entre la falla del principal terremoto y el lecho marino.
Según el coautor del estudio, Sylvian Barbot, esta “cuña exterior” es como la “bolsa de basura de las zonas de subducción”. El lugar donde dos placas tectónicas chocan entre si y pueden producir un terremoto, porque es donde se acumulan los sedimentos.
Según los hallazgos de los investigadores, cuanto más ancho sea, mayor será el tamaño máximo del tsunami.
Esta relación añade un elemento nuevo que debe tenerse en cuenta a la hora de pronosticar un tsunami. Uno de los autores sugiere que podría significar mayores predicciones del peor de los casos para algunas fallas, incluida Cascadia.
En algunas zonas, “la cuña exterior” es fina, lo que son buenas noticias. Pero, también existen otros lugares donde es colosal. Y este es el caso del noroeste del Pacífico.
Durante unos dos años, el coautor del estudio, Qiang Qiu del Instituto de Oceanografía del Sur de China, y Barbot, estudiaron 11 “terremotos-tsunamis” que se produjeron en el mundo a lo largo de los últimos 200 años. Estos eventos raros involucran terremotos menos poderosos (los autores comprobaron los que tuvieron una magnitud de 7.1 y 8.2 grados) que produjeron tsunamis enormes y que desconcertaron a los científicos durante mucho tiempo.
Encontraron una relación correlativa entre la altura máxima del tsunami y la cuña exterior.
Según explicó Barbot, cuanto más ancho es, más fallas hay y más posibilidades de mover el lecho marino. Por lo tanto, más extremo puede ser el tsunami.
A partir de ahí, utilizaron estos descubrimientos para realizar predicciones de tsunamis sobre docenas de otras zonas de subducción activas alrededor del “anillo de fuego”, un área que abarca casi 25.000 millas, donde suceden la mayoría de terremotos en el mundo. En la parte superior de esta lista se encuentra la Zona de Subducción de Cascadia, que abarca 600 millas y que está preparada para su próximo gran terremoto. Su último “Big One” fue en el año 1700 y se calcula que, en la actualidad, hay un 15% de probabilidades de que se produzca un terremoto de magnitud 9,0 en los próximos 50 años.
Esto no significa que este terremoto se produzca de aquí a 50 años, sino que podría tener lugar en cualquier momento, desde ahora mismo hasta dentro de 50 años (claro que, solo con un 15% de posibilidades de que suceda. Una probabilidad que podría aumentar durante los próximos años).
La Zona de Subducción de Cascadia es un lugar que debería preocupar a quienes residen cerca.
Según describió su próximo terremoto a gran escala en un artículo escrito por un residente en Nueva York que ganó un premio Pulitzer en el año 2015, “se trata del peor desastre natural en la historia de Norteamérica, fuera del terremoto de Haití de 2010”.
Los autores de este artículo aseguran que la zona mantiene una “cuña exterior” bastante amplia (de 15 a 43 kilómetros). Su investigación sugiere que, un tsunami desencadenado por el terremoto, podría alcanzar una altura superior a 61 metros (200 pies). Aunque hay un rango de predicciones para el “Big One”, esto es aproximadamente el doble que algunos de los escenarios más severos considerados anteriormente.
Si lo comparamos con las otras 30 zonas de subducción analizadas por los autores del estudio, la de Cascadia fue calificada como la quinta en cuanto a altura del tsunami. Incluso por encima de zonas de subducción como Makran (en Pakistán e Irán), Aleutianas (en Alaska) y las Antillas Menores (en el Caribe).
Según ha explicado Barbot, estos hallazgos todavía tienen que ser validados, pero podrían conducir no solo a cambios en las predicciones de tsunamis, sino también en la preparación para emergencias en estas regiones.
Obviamente, si te preparas para un tsunami de 30 metros y resulta que el tsunami es de 60 metros, necesitas refugiarte en un lugar el doble de alto. Por lo tanto, tienes que cambiar tu planificación de construcción de infraestructuras como hospitales y colegios. También provocará cambios en un sentido más práctico, básicamente en el precio de los seguros para bienes inmuebles. El riesgo cambia.
Claro que, por supuesto, la “cuña exterior” no es la única variable que puede influir en el tamaño de un tsunami. Existen muchos otros factores que también desempeñan su papel, incluida la orografía del lecho marino y la topografía.
Para el director de la Red Sísmica del Noroeste del Pacífico y profesor de Ciencias Espaciales y Terrestres en la universidad de Washington, Harold Tobin, aunque este estudio revela un nuevo hallazgo interesante, se necesita más investigación para tener en cuenta estas otras variables. Tobin ha explicado que sería prematura sacar conclusiones precipitadas o comenzar a modificar la forma en la que el noroeste del Pacífico u otras áreas se preparan para los tsunamis.
Según ha explicado Tobin a The Guardian: “Lo que debemos hacer es tener en cuenta la evidencia que este documento nos ha brindado para construir mejores modelos para todo eso; para refinar y mejorar los escenarios para los que se están preparando”. “Pero, por sí solo, no significa que debamos decir de repente: Está bien, hay el doble de peligro de tsunami que antes. Solo apunta a un posible mecanismo que podría significar que el peligro de tsunami podría ser mayor de lo que se pensaba anteriormente”.
Y, mientras unos científicos informan y previenen, otros retrasan la adaptación a la posibilidad de que ciertamente la preparación para este tipo de escenarios no sea la más acertada en estos momentos, y el peligro realmente sea el doble del que se tenía previsto.
Independientemente de la altura de la ola que podría producirse, ¿sabes cómo prepararte para afrontar un tsunami?”.
Y, la pregunta más importante de todas que nadie se atreve a plantear: ¿Crees que vale la pena seguir viviendo en un lugar que se encuentra en riesgo permanente de sufrir un terremoto y un tsunami devastador?
Enlace a vídeo (fuente externa a AlertaTierra.com). Crédito: PBS Terra (fotografías son capturas de pantalla)